Foto de portada: La primera piedra
“Los hombres tenían miedo que las mujeres contaran una guerra, una guerra distinta”.
Svetlana Alexiévich
Con esta cita inicia el segundo libro de Belén López Peiró, Donde no hago pie, como un preanuncio a lo que será en hojas más adelante. Su narración es un registro en primera persona. El relato de su protagonista es persistente, tenaz, duele e indigna, y traslada a la espera de un juicio justo. Refleja la necesidad de escuchar las voces que circulan en las denuncias de abuso y los procesos judiciales. Es la continuación de Por qué volvías cada verano, en el que la autora narra el abuso sexual que sufrió por parte de su tío durante su adolescencia.
Esta segunda obra emerge a partir de la búsqueda de justicia e imprime el dolor y cansancio propio de los tiempos burocráticos y crueles del sistema de justicia, pero también la red de mujeres que la sostienen, que respetan sus tiempos y formas de transitar. El acompañamiento de una abogada con perspectiva de género y de una comunicadora para examinar cómo se presenta el caso en los medios se vuelven relevantes para abrir el análisis en estos sentidos.
¿Qué justicia?
“Yo tenía una ilusión, yo quería que termine este año, para volver a ser libre”
En un pasaje Belén se encuentra con su abogada Luciana, quien la alerta sobre la defensa del acusado: “¿Sabes qué estrategias van a usar contra vos, Belén? Van a decir que querías ser famosa, que escribiste ese libro por eso, ahora que este tema está de moda, que parece que la pasan bien, salen en la tele. ¿Estás ganando plata con esto?¿Es verdad que andabas en bombachas por la casa? ¿Qué buscabas? ¿Seducir a tu tío? Dicen que andas con chicos desde los 12 años. Van a decir que el abuso es un invento tuyo y de tu vieja. Van a preguntarte, Belén, por ejemplo, ¿por qué tu mamá te abandonó en la casa de tus tíos?”
Estas son las violencias reales que circulan a nuestro alrededor. En sus líneas, Belén describe la conformación de una comisión de trabajo compuesta por Luciana, otras abogadas y Carolina como comunicadora. Expresa, sin decirlo, la necesidad de batallar en todos los frentes para acompañar y dar recursos contundentes a las mujeres que atraviesan el proceso de afrontar un juicio. El lenguaje es claro, el estilo de la escritura es próximo a la interpretación de todxs y aquello que no se conoce está aclarado en la forma exacta en que la protagonista lo consultaba y reportaba; sus anotaciones en la libreta, sus búsquedas por la web, sus conversaciones mediante celular. Su léxico es tajante, sin rodeos, directo y contundente.
Registrar
“Escribir es registrar”
“-¿Quién escribe mi historia? ¿Qué versión de mí los va convencer de quién soy?” La escritora describe cómo después de la publicación de su primer libro, todos los días se levanta con un mensaje de una mujer, y todas tienen algo en común: el querer contar su historia. Su escrito da origen a la importancia de dar testimonio, relatar las vivencias, dolencias y caminos. Los dolores se vuelven corporales, sobre todo cuando hay que declarar sobre hechos de los cuales se desea escapar. “Quiero irme a mi casa, comer y dormir, o solo dormir, ¿ahogar? El cuello duele, la cabeza pesa, los ojos caen, la mandibula se traba, los dientes se rompen, las uñas se ablandan, las rodillas crujen, los pies se inflaman, los brazos se agrandan, el cuerpo ya no se esconde”.
Su obra lleva a reflexionar sobre las múltiples historias que no pueden ser contadas, sobre la necesidad de narrar estos episodios, del modo en el que las mujeres pueden y desean hacerlo y en cómo narrar puede contribuir a exponer cómo se ejecuta el abuso para, de alguna forma, hacer justicia por aquello que el sistema no juzga o, si lo hace, no como debería.
¿Se puede reparar un cuerpo como se repara una taza rota? ¿Se verán las fisuras? los surcos que dejan el pegamento fresco, por fuera y por dentro, las marcas en la mente. ¿Qué es la reparación para mí?
Sobre la autora
Belén López Peiró nació en la ciudad de Buenos Aires en 1992. Estudió Periodismo en TEA y Comunicación Social en la UBA. Dicta talleres de escritura y en 2018 publicó su primer libro “Por qué volvías cada verano”, marcando un antecedente importante en narrar estas historias.