Foto de portada: Juan Pablo Caldarone
Encontrar un estilo propio a la hora de vestirse, jugar con colores, texturas y estampados. Elegir que decir con la ropa que usamos cada día. Esta actividad debería ser disfrutable. Pero gracias a una industria que promueve estándares de “belleza” poco reales y totalmente alejados del cuerpo promedio esto no es así. Todxs lo vivimos alguna vez. El cierre que no cierra porque las prendas se confeccionan cada vez con menos tela. Vendedorxs que ni siquiera esperan a que hagamos una consulta y que anuncian con altanería que talle para nosotrxs no hay. Poca variedad de modelos y estilos en prendas de talla "grande".
Al reino de la hegemonía de los cuerpos se le suman los estereotipos de género. La ropa “femenina” suele ser ajustada, con estampados delicados, volados, puntilla, perlas. Parece ser que hasta en lo que usamos se nos impone un modelo de mujer funcional al sistema patriarcal. Tonos pasteles, escotes pronunciados y uno de los dramas más mentados, pantalones sin bolsillos. Porque según la lógica machista los únicos que pueden llevar cosas consigo mismos sin necesidad de portar una cartera son los varones.
Por fortuna, y también gracias a personas que se atreven a emprender abrazando consignas políticas, día a día crecen las marcas que apuestan fuerte a tirar abajo las estructuras retrógradas de la moda. Es el caso de "Divérsica", un emprendimiento autogestivo de diseño y confección de indumentaria sin género y sin talle único.
¿Qué es Divérsica y quiénes conforman el proyecto?
A grandes rasgos, Divérsica es una marca de indumentaria sin género e inclusiva que piensa en la diversidad de todos los cuerpos. La conformamos Candela Casalla, actriz y costurera y Ángeles García, cantautore y gestore cultural.
¿Cuáles son los desafíos de diseñar y confeccionar indumentaria?
Los desafíos son muchos. En el contexto actual en que vivimos, comenzar a emprender, sea cual sea el rubro conlleva un desafío muy difícil de afrontar a nivel económico y emocional. La pandemia nos encontró con dos disyuntivas, seguir cómodxs en los lugares habituales en los que nos manejábamos, buscando y estando en laburos que no rozaban en lo más mínimo lo que en verdad nos pulsaba adentro, o embarcarnos en un proyecto que a ambxs nos atravesaba por nuestras experiencias cotidianas en el sentido de pararnos frente a una industria indumentaria/ textil que nos invisibiliza. Con el miedo no solo del contexto económico, sino también con la inseguridad de que ningunx contaba con la experiencia de emprender en este rubro. Fue un desafío y un motor posicionarnos bajo una consigna tan clara como “sin género y plus size”. Es decir, que esa consigna se convierta en una prenda de ropa lleva mucho tiempo de investigación y trabajo, de prueba y error. Son muchas las cuestiones que hay que tener a la hora de diseñar una prenda para que eso no sea solo una consigna. El desafío asciende un escalón más a la hora de confeccionar, lanzarse a la pileta en algún sentido, hacer tangible aquel diseño que se venía gestando.
¿Cuáles son las motivaciones para emprender en un mundo capitalista?
Las motivaciones a la hora de ingresar dentro de un mundo de consumo capitalista, es poder ir creando nuestras propias reglas de juego y que en algún punto terminen siendo más “amenas”. Aunque entendemos que lamentablemente el sistema capitalista es un sistema económico que no tiene distinción política y social, sino que se sigue moldeando año tras año en la estructura en la que nos encontramos todos los días.
¿Por qué comprar a emprendimientos independientes?
Saber que del otro lado hay personas apasionadas que piensan en cada detalle del producto o servicio que venden es apostar y contribuir a una economía más popular y equitativa, tomando consciencia de que posiblemente esas personas en ocasiones previas, estuvieron siendo explotadas y precarizadas por una multinacional.
¿Qué opinan del consumo slow (consumo responsable y consciente en nuestra vida diaria)?
Creemos fuertemente en el avance de la concientización e información en relación a lo que consumimos que hoy empieza a crecer dentro de nuestra sociedad. Es cierto que estamos muy lejos de lo que propone el consumo slow, pero apostamos a que es el futuro del consumo. Teniendo en cuenta que el Gobierno Nacional, a través del decreto 375/2021 reglamentó la Ley de Talles (N° 27.521) que establece la aplicación obligatoria en todo el país del Sistema Único Normalizado de Talles de Indumentaria (SUNITI) entendemos que el panorama va mostrándose favorable respecto a ofrecer talles y modelos que promuevan la inclusión. De todas maneras, es primordial tener en cuenta que emprendimientos que proponen un consumo responsable son necesarios y bienvenidos en la economía actual. Es decir, las leyes nos amparan, pero la clave del empoderamiento está en la gestión comunitaria.
Teniendo en mente la situación actual de la industria de la moda en Argentina, ¿cuáles son los próximos objetivos de Divérsica?
El objetivo del proyecto es instaurar, en el escenario de la moda que siempre nos ha invisibilizado, que nosotres existimos. Poniendo en jaque los paradigmas binarios y gordofóbicos de la moda convencional. Que la libertad de ser sin etiquetas y la liberación de nuestros cuerpos sean los ejes para un nuevo enfoque del diseño de indumentaria.
¿Qué consejos les darían a quienes, como ustedes, buscan emprender con una consigna inclusiva?
¡Que se animen! Los miedos siempre van a estar pero hay mucha gente del otro lado esperando ver nuevos emprendimientos que rompan con todo lo que nos vienen mal enseñando. Existimos con nuestros gustos y necesidades, es hora de mostrarle a la sociedad que siempre nos margina, que somos parte. Que somos muchxs y vamos a pisar fuerte.