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Lunar App: en comunidad, sangrar es revolucionario

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Fundada en 2016 por Analía Fukelman, Lunar App es una aplicación móvil de salud sexual para personas menstruantes. Es gratuita, feminista y autogestiva y tiene por objetivo recuperar la soberanía de los cuerpos, úteros y ovarios; resignificar el concepto de menstruación y salud menstrual, y promover un avance colectivo en derechos sexuales y reproductivos. 

Destinada a personas que menstrúan, esta aplicación pretende romper con los paradigmas fragmentarios del cuerpo, los mitos sobre el ciclo y, especialmente, una función pedagógica que boga por un tratamiento horizontal y naturista de los ciclos de las personas menstruantes, sin perder de vista el contexto y las atravesamientos históricos y culturales. 

¿En qué momento el ciclo menstrual se convirtió en un tabú? ¿Cuándo se cortó la conexión entre el ciclo menstrual y la naturaleza, la luna y las comunidades de personas menstruantes que funcionaban antaño? ¿Por qué el ciclo menstrual quedó reducido a aplicaciones que controlan la fertilidad y reducen este proceso a un régimen de control y reproducción desligado de emociones y procesos colectivos?

Partiendo de estas preguntas y del deseo de generar una app que contribuyera a una mejor gestión de la menstruación, la licenciada en Comunicación Social Analía Fukelman junto con la licenciada en Psicología Irina Corsunsky, lanzaron un primer prototipo del cual recabaron información de primera mano para mejorar y potenciar el proyecto. Luego de incorporarlo a IOS en 2017, el equipo inicial de Lunar App debió sortear obstáculos de organización, como falta de tiempo, presupuesto o de formación específica en gestión de un emprendimiento y desarrollo tecnológico antes de continuar su desarrollo. Tras lograr un acuerdo con la Universidad de Ginebra y acceder por medio de esta institución a un capital semilla, la aplicación comenzó a despegar y construir su propia comunidad. 

Analía Fukelman, fundadora de Lunap App explica: “El ciclo menstrual es visto en la interdisciplina y hablándole a una persona que no es un conjunto de órganos: es una persona contemporánea, que le interesa la sustentabilidad, que le interesa el feminismo, el arte, que ama la naturaleza, que se conmueve y que también tiene un ciclo menstrual y quiere información para elegir”.

Desde este punto de vista, expresa que la propuesta de la aplicación parte de un presupuesto clave para el desarrollo del proyecto: “Nos interesaba ver al ciclo como un ritmo propio de este ser humano. Partimos de la idea de que el cuerpo y la mente están unidos y que los fenómenos que ocurren modifican a ambas partes. Por lo tanto, creemos que no se puede representar con una rueda simplemente, sino más bien con cuatro fases en las cuales vamos mutando, y la propuesta de Lunar es ofrecer información a toda persona que quiera encontrar algo más sobre este ciclo”.

En la actualidad, la propuesta es llevada por un equipo de profesionales interdisciplinarios, compuesto por Analía Fukelman; Julieta Iglesias Santandreu, diseñadora UX; Agustina Ardisana y Fauno en el equipo de desarrollo y Leo Pirovano en la planificación económica.

La salud será integral o no será

Con el propósito de ofrecer a lxs usuarixs una experiencia más significativa y contextualizada de su conexión con el ciclo menstrual, el equipo de Lunar App parte de una concepción integral de la salud que se diferencia de la mayoría de las aplicaciones destinadas al ciclo menstrual. Tal como afirma su fundadora, va en contra de un modelo controlador del ciclo, orientado a la reproducción y enfocado únicamente a la planificación familiar.

Si bien esta información estará disponible para quien desee hallarla en la app, también se podrá encontrar información sobre plantas medicinales que colaboren en la disminución de las dolencias asociadas al ciclo, propuestas de psicoterapia, información sobre medicina comechingona, astrología, tarot, arquetipos lunares, salud sexual y reproductiva, diversidad corporal, opciones de productos de gestión menstrual sustentables, proyectos artísticos, interrupción del embarazo, y un nuevo espacio para registrar las vacunas contra el Covid recibidas; entre otras temáticas presentes en la Comunidad de Lunar App

Por lo tanto, partiendo de una concepción del ciclo menstrual que excede los síntomas físicos y los procesos hormonales, a diferencia de otras aplicaciones vinculadas a la gestión del ciclo menstrual, el equipo de Lunap App lo concibe como un campo “de transformación sociocultural que, muchas veces, no tiene un correlato económico como resultado del impacto en muchas personas, sino que nuestra misión tiene que ver con comprender el ciclo menstrual como parte integral de la salud, que implica también decisiones de consumo, alimentación, preguntas sobre el medio ambiente, porque es cuestionar los consumos y la sustancias que estamos ingresando al cuerpo, cuestionar la sexualidad, los vínculos, y las emociones relacionadas al ciclo menstrual”. 

Ante esta mirada amplia del ciclo y un enfoque integral de la salud, se puede dimensionar el carácter social y transcultural del ciclo menstrual. En este camino, la salud no es solo el bienestar del cuerpo, sino que también un índice de desigualdad económica y social. Por ejemplo, basta con señalar que, de acuerdo al informe argentino Justicia Menstrual Igualdad de género y gestión menstrual sostenible, publicado por el Ministerio de Economía en el año 2021, el costo anual de compra de toallitas femeninas de 2020 ronda entre los $1.993 y los $3.228; valor que deja por fuera del acceso a estos productos a muchas personas menstruantes, a información sobre el daño ambiental que estos insumos producen y también a alternativas como copas menstruales.  

Reducir estas desigualdades supone la necesidad de una acción amplia, divergente, inclusiva. En esta línea, Lunar App abre el juego a repensar la salud en donde identidades individuales y colectivas dialogan, intercambian información, se forman en temáticas relacionadas al ciclo y abre la posibilidad de construir una comunidad horizontal de acompañamiento en las diversas etapas. 

Las chicas solo quieren programar

Tal como revela el informe Mujeres y Ciencias en Tecnología, elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) en agosto 2021, apenas el 25 por ciento de las personas empleadas en empresas de innovación tecnológica en Argentina son mujeres, mientras que la inclusión de disidencias sexuales ni siquiera aparece en los registros.  

En este contexto de inequidad y predominancia de miradas masculinas, el equipo de Lunar App apostó por construir un espacio de salud integral, horizontal, feminista y sustentable, lo cual supuso encontrarse con diversos obstáculos. Entre los que destaca Analía Fukerman, se encuentran la falta de formación profesional en términos de desarrollo de tecnología y financiamiento, la falta de tiempo a causa de tener más de un empleo que permitiera solventar el proyecto y, fundamentalmente, los límites de un sistema financiero pensado por y para necesidades masculinas. 

La fundadora de Lunar App también sostiene que encontraron dificultades “al querer contratar a una persona para el área de desarrollo. De los currículums que recibíamos, el 80 por ciento eran de varones y muy poquitos de mujeres o de personas trans".

“¿Cómo se hace una empresa social basada en tecnología desde Argentina con enfoque feminista?”, se pregunta Analía Fukerman e inmediatamente se responde que las brechas a subsanar son muchas. Entre ellas, destaca la distribución inequitativa del del dinero destinado a tecnología female foundace, hasta el conflicto con Google para categorizar correctamente a la aplicación y quiénes podían descargarla. Al tener contenido de Educación Sexual, la plataforma sólo permite que sea descargable para personas mayores de 18 años, dejando por fuera a lxs adolescentes, público objetivo clave de la app.

Estas limitaciones y objetivos se acrecientan en tanto la aplicación no funciona como un fenómeno clásico de internet, sino que supone un espacio de desarrollo para la sociedad civil, una herramienta de transformación personal y colectiva, un espacio de debate de paradigmas y mitos sobre la salud, los géneros, los vínculos y las formas de habitar y transformar el ambiente.

¿Y la relación con el ciclo lunar?

Con mensajes que pueden ser diarios, día por medio o más alejados en el tiempo, Lunar App recupera la figura de la luna, sus cuatro ciclos, su fuerza de crecimiento y también su etapa menguante, de recogimiento e introspección. 

Respetuosxs de los diversos enfoques sobre la menstruación y su gestión, el equipo de Lunar App convocó a profesionales de salud, representantes de comunidades indígenas, especialistas en ginecología, sexualidad, astrología, terapeurtas florales e investigadorxs académicxs de diversos campos para crear la Comunidad: un espacio seguro en el cual el saber circula, se fortalece, se comparte y fortalece en cada intercambio.

Esta conexión del ciclo con la energía de la naturaleza, sus etapas y energías también se refleja en el funcionamiento de la comunidad en términos colectivos, dado que la energía de luna, arquetípicamente asociada a la función materna de nutrir, es recuperada en el entorno de la app para reconstruir una ronda común en donde el saber, las experiencias, las sensaciones circulan y echan a rodar nuevas formas de encuentro, de deseo, de conexión con el cuerpo y con el entorno. 

Menstruar es político

Lejos de circunscribir el ciclo menstrual a la privacidad o lo personal, romper el tabú del ciclo menstrual se vuelve un hecho político en el entorno de Lunar App al ser puesto en escena, compartido, debatido, alimentado con enfoques diversos y respetuosos del ciclo y los ritmos de cada persona. 

En este camino, conectar con el cuerpo supone una puerta de entrada para sabernos parte de una red que nos contiene y nos da a luz al mismo tiempo: las personas somos el contexto pero también fruto de los intercambios, valores y paradigmas que circulan, lo cual supone que está abierto al cambio, la transformación y el renacimiento.

Por lo tanto, la propuesta de Lunar App de escuchar nuestro propio ritmo es la invitación a  asumir la diversidad y conexión con la naturaleza de los cuerpos, como también el rol social y político que desempeñan las personas menstruantes. De esta manera, sangrar no es signo de debilidad: es señal de vida, de transformación, cambio, conexión con la tierra y con otrxs, es un portal de preguntas y, por ende, el principio de una revolución.


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