Mi Carrito

Ballotage en Chile: que el fuego no se apague

Compartí esta nota en redes

La segunda vuelta electoral en Chile se desarrollará el próximo domingo con Gabriel Boric y José Antonio Kast en las listas, representando dos ideologías bien polarizadas. Mientras la incertidumbre y el temor al avance de un candidato pinochetista preocupan al campo popular chileno, ¿cuál es el escenario a dos días del ballotage? ¿qué derechos se ponen en juego?

Corría octubre de 2019. Era una explosión inminente, un hartazgo acumulado de años y años. Quienes comenzaron fueron lxs estudiantes: primero, evadieron el pago del boleto del subte. Después, junto a miles y miles de chilenxs, comenzaron un proceso de lucha que rompió con los vestigios estructurales que perduraban desde el pinochetismo. Los estallidos sociales que comenzaron en octubre de 2018 tuvieron como resultado la formación por voto de una Convención Constituyente que tendrá la enorme tarea de elaborar una nueva constitución. En el proceso electoral -algo histórico por ser una elección que tuvo como premisa la paridad de género- se impusieron las candidaturas independientes, ajenas a los partidos tradicionales. El triunfo de candidaturas feministas y las conquistas de pueblos originarios, que se vieron encarnadas en la machi Francisca Linconao, una de las figuras más simbólicas del proceso de voto de la Convención, demostró que quienes irrumpieron en la escena política no salen de la élite y pertenecen a sectores populares.

Las candidaturas y el sistema electoral en Chile

En las elecciones primarias, sólo un 47 por ciento del electorado chileno participó en la votación. ¿El resultado? un ballotage entre el pinochetista ultra conservador José Antonio Kast, quien obtuvo el 27,91% de los votos, y Gabriel Boric, candidato de la coalición de izquierda, quien obtuvo el 25,83 por ciento.  

“La baja participación o la alta abstención es un fenómeno que se viene dando hace muchos años en Chile. Después de la transición, cuando finalizó el pinochetismo, tuvimos un sistema de voto obligatorio, pero con registro voluntario. Entonces, si vos quieres votar te tienes que empadronar y si te empadronas estás obligado a votar. No es lo mismo que el voto obligatorio en Argentina, donde el padrón es automático. Esto cambió en el 2012 y desde entonces el voto es voluntario. Esto dejó en evidencia que en realidad participaba muy poca gente y había una gran desconexión de la ciudadanía con la participación política”, explica la politóloga chilena Julieta Suárez, en diálogo con Feminacida

“Lo problemático es que la gente que vota es una muestra sesgada de la población: votan más las personas con mayor educación y mayor edad. Votan los ricos, las personas mayores con dinero y eso genera un resultado distorsionado en las urnas. A partir del estallido social tuvimos muchas elecciones y todas coincidieron con la pandemia. Llegamos un poco cansadxs y se refleja en este número bajo de participación”, agrega.   

El gobierno de Sebastián Piñera llegó a las elecciones vapuleado: con un legado cargado de una feroz represión, miles de mutilados por balazos de parte de carabineros hacia manifestantes y su implicación en los Pandora Papers. Ahora, la atención se concentra en las candidaturas: por un lado, Kast, con un discurso abiertamente fascista, admirador de Pinochet; por otro, Boric, con origen en las luchas estudiantiles, tratando de encauzar el voto de quienes se alzaron en 2018 contra el gobierno. 

“Los partidos del orden han fracasado”, había sentenciado Alondra Carrillo, constituyente electa de la Coordinadora Feminista 8M luego de las elecciones para la Convención. 

¿Cómo se explica la crisis de los partidos tradicionales en Chile? Para Julieta Suárez es un fenómeno global. “Chile vive una fuerte crisis de representación de los partidos que gobernaron. Son percibidos como inefectivos, algo que está sucediendo en todo el mundo. Esto llevó a que en la Convención un montón de votantes eligieran candidaturas independientes. Está esta idea de que la independencia es buena per se. El voto a Kast sigue siendo voto de su nicho. Creo que el hecho de que Kast llegue a segunda vuelta nos muestra cómo en Chile se ha normalizado a la derecha pinochetista de una forma que creo yo no está normalizada en otros países del cono sur”, explica. 

Por otro lado, la candidatura de Boric, quien saltó a la escena política cuando comenzó siendo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile en las movilizaciones estudiantiles en 2011. “Mucha gente no quiere volver al fascismo con Kast, que tiene grupos de tareas de extrema derecha que han perpetrado diferentes violaciones a derechos humanos. Boric tuvo un papel principal en la revuelta de 2019. Pero, si bien hay muchos sectores que acompañan a su candidatura, desde la izquierda más dura lo votarán pero no se sienten representados. Los procesos que se generaron en las revueltas, como  agrupaciones, cabildos de vecinos que se organizaron, van a seguir. El cambio en Chile no está garantizado porque aún no hay nueva constitución, entonces el presidente que asuma, asumirá con una constitución escrita en la dictadura de Pinochet”, explica a este medio Nazareno Roviello, periodista y activista de derechos humanos. 

El fascismo de Kast no termina en una cuestión de derechos humanos. En su programa de gobierno tiene una línea que ataca directo a los derechos de las mujeres y diversidades, reconociendo a las mujeres únicamente en su rol de madres y a cargo de las tareas de cuidado, anulándolas el mercado laboral o de cualquier otro espacio. También, con Kast corre en extremo riesgo la ILE, el aborto legal en tres causales. También busca eliminar el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, para crear el Ministerio de la Familia y Desarrollo Social, perpetuando así el arquetipo de familia cristiana, heterosexual y capitalista. 

Los discursos misóginos y de odio abundan no sólo en las palabras de Kast, sino también en sus filas: el candidato a diputado electo en las últimas elecciones, Johannes Kaiser, tuvo que renunciar luego de que se desatara la polémica por cuestionar el voto femenino. “Las mujeres dejan de ir al parque a trotar porque tienen miedo de inmigrantes que las pueden violar, pero siguen votando por los mismos partidos que están trayendo a esa gente”, dijo en un canal de televisión, para luego preguntarse “si el derecho al voto femenino fue una buena idea”. El video generó un enorme revuelo que desembocó en su renuncia. 

Lxs estudiantes, protagonistas de la lucha

Durante la década del 2000 en Chile, después de los años oscuros del pinochetismo, comenzaron a tomar fuerza los movimientos sociales, estudiantiles, ambientales y feministas. Desde las luchas por implementar la educación pública y gratuita hasta la pelea contra el sistema jubilatorio de las AFP, iba tomando forma una juventud politizada y organizada.

El grito de rebeldía había unido a lxs estudiantes secundarios y universitarios a lo largo de la Cordillera. Durante los primeros días de las revueltas, se organizaban, tenían protocolos de seguridad y se movilizaban junto a trabajadores y activistas. Victoria Pávez tiene 23 años y forma parte de la Red de Estudiantes de Chile. Durante aquellos días durmió poco y revisó continuamente el celular para ver qué estaba pasando. Ahora, sus compañeros se inscribieron para salir a volantear y hacer puerta a puerta por la candidatura de Boric. 

“Los estudiantes hemos tenido un importante rol de movilización y difusión de información, tengo muchos amigos que se inscribieron en el comando de Boric para salir a volantear. Así también, pienso que dentro del proceso Constituyente hemos tenido el rol de mantenernos al tanto de los pasos que se van dando. Sin embargo, pienso que parte de la juventud debe hacerse un mea culpa, porque ha compartido un montón de noticias falsas desprestigiando el proceso Constituyente, cuando en realidad, a mí parecer está siendo uno de los procesos mejor liderados a nivel mundial”, reflexiona la joven.  

Para ella, el panorama del domingo es bastante incierto. “Si bien tengo mucha esperanza de que salga Boric, siento que se ha vuelto difícil predecir después de la primera vuelta de elecciones, donde Kast fue electo por un porcentaje un poco mayor, algo que pensé que jamás podría ocurrir porque hace pocos meses atrás Kast concentraba sólo el 5 por ciento por ciento de apoyo en las encuestas”, explica.

Para Victoria, la situación del país gane quien gane será compleja. Si gana Kast, no sólo implicaría un retroceso en materia de derechos humanos, de género, derechos sociales y  medioambientales, sino también corre riesgo el mejor resultado de los estallidos sociales: el proceso Constituyente.

“Por otro lado, si sale electo Boric, si bien propone un excelente programa integral, con enfoque de género, descentralización, medioambiente, que además plantea propuestas concretas para dar solución al sistema de previsión social, entre muchas otras soluciones en materia de vivienda; los empresarios y las fuerzas armadas le armarán un escenario imposible de boicot, y lamentablemente en este Chile capitalista, corrupto y desigual quienes mueven los dineros tienen mucho poder de decisión”, dice Victoria. 

¿Cómo sigue la convención constituyente?

"El Congreso que quedó constituido después de las elecciones va a ser un Congreso que no le va a dar más tiempo a la Convención ni presupuesto para hacer su trabajo, y por lo tanto la Convención tendrá que sacar un nuevo texto constitucional para julio del próximo año para luego tener el plebiscito ratificatorio. Si gana Kast, estarán en campaña para rechazar ese nuevo texto. Si el gobierno es de Boric, veremos una colaboración más cercana, pero sin olvidar que en el Congreso no hay ningún grupo que tenga mayoría", analiza Julieta Suárez.

El domingo no sólo se juega quién ocupará el gobierno en Chile y así definir el destino de la ciudadanía. Se define si el proceso de lucha que se inició hace tres años desde las bases de la sociedad, en una clara señal de hartazgo del neoliberalismo y de los resabios de la dictadura en la Constitución y en las instituciones, hizo mella y generó un cambio sin retorno. Se define si efectivamente Chile va por la dignidad, por condiciones de vida más equitativas, por el fin del neoliberalismo y por el resarcimiento de los miles de mutilados que salieron a las calles día tras día a combatir las medidas de un estado represivo e ineficaz. Ése fue el legado que formó la Convención y está por verse si se repetirá el triunfo de los pueblos chilenos.


Compartí esta nota en redes