Durante el último tiempo se conocieron distintas situaciones de violencia de género en el tenis en varias partes del mundo, que pusieron en evidencia fallas y carencias en el abordaje de estos casos.
A pesar de que en ocasiones intente mirar hacia otro lado, el tenis no es ajeno a los cambios de paradigma. Y los reclamos no sólo tienen que ver con la búsqueda de igualdad de oportunidades -exigencia que hicieron las jugadoras argentinas hace tres años, antes de la irrupción de Nadia Podoroska-, sino también con estructuras de poder que habilitan y encubren abusos.
Una ex tenista nacional, Stefanía Lisa, decidió transformar su dolor en lucha para poner en agenda los abusos y maltratos que sufrió en su etapa de juveniles por parte de su entrenador.
“No puedo describir exactamente cómo me siento porque nunca imaginé que iba a tener esta repercusión, tengo muchas emociones juntas. Fue muy movilizante y revictimizante contar la historia tantas veces. Eso me generó malestar físico y emocional, pero realmente lo necesitaba, quería contarle al mundo lo que me pasó y ayudar a otras víctimas con mi relato”, afirma Stefanía en diálogo con Feminacida.
La joven de Río Cuarto, hoy de 29 años, jugó al tenis desde pequeña con el sueño de llegar a ser atleta profesional. Con esa aspiración, comenzó a entrenar y competir en torneos acompañada por Ariel Gallero que, en vez de ser un mentor para su alumna, fue el responsable de convertir ese sueño en pesadilla.
Comentarios sexistas, maltrato y manipulación fueron parte de las violencias que el entrenador perpetró. Stefanía fue abusada sexualmente por Gallero desde los 14 hasta los 18 años. Las amenazas y el acoso continuaron varios años más: “Yo vivía con miedo todos los días, tenía terror de que me hiciera algo a mí o a mi familia, porque me había amenazado con matarme o incendiar mi casa con mis padres adentro”.
Intentó denunciarlo una vez. En la comisaría no la escucharon. El tiempo pasó y, ya adulta, siguiendo el ejemplo de otras mujeres que alzaron su voz, encontró la fortaleza. “Lo denuncié cuando me sentí preparada para hacerlo, antes tenía pánico. Era mi palabra contra la de él”, explica.
El acusado fue imputado por abuso sexual reiterado y calificado por su rol de educador, y la dirigencia del club en el que trabajaba lo apartó de su cargo finalmente a mediados de diciembre del 2021, luego de que el caso se hiciera público. Su presidente argumentó que desconocía las acusaciones previas hacia el entrenador.
Stefanía no es la única que denunció a Gallero. Tampoco es la primera vez que un profesor de tenis es imputado. Y no será la última si no se toman medidas de prevención y concientización necesarias. Los casos más conocidos de la historia identificaron como agresores a los padres y entrenadores de las y los tenistas. En la lista se pueden encontrar grandes campeonxs como lxs norteamericanxs Jennifer Capriati y Andre Agassi, y niñas prodigio como la croata Jelena Dokic, quien a pesar de estar entre las mejores del mundo, se retiró joven por las secuelas psíquicas de aquel maltrato que sufrió desde pequeña.
Protocolos ausentes
Según un informe del INADI sobre deporte, un protocolo de prevención y actuación ante situaciones de violencia de género y discriminación otorga “un mecanismo estandarizado de respuesta inmediata para emplear cuando tienen lugar estos hechos”. Además, remarca que “su mera creación y difusión ya tienen valor en sí mismas, porque implican una toma de posición y un mensaje hacia la comunidad deportiva”.
A partir de la denuncia que movilizó al tenis argentino y otros casos internacionales que avanzan en simultáneo, surge el interrogante acerca de cómo las entidades de la disciplina están manejando esta problemática.
Mariano Zabaleta y Agustín Calleri, presidente y vice de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), se comunicaron con Stefanía Lisa quien dice que “se pusieron a disposición y brindaron la contención que necesitaba.” Por otra parte, ella les planteó la posibilidad de generar alguna reglamentación para que los espacios deportivos sean seguros, algo que la AAT ya había anunciado en 2020, junto a la creación de su Comisión de Género, pero no hay información disponible que confirme que el documento esté activo.
En el Congreso Nacional de Tenis, hace unas semanas, Candela Bugnon, actual jugadora profesional, también hizo un llamado de atención para tener cuidado con las niñas que viajan siempre con entrenadores y compañeros varones y que, por falta de recursos económicos, tienen que compartir habitación. “Hay situaciones que se naturalizaron y ya no se toleran más. Tenemos que construir un deporte que sea más seguro”, manifestó la deportista.
A nivel global, en la Federación Internacional, en la Asociación de Profesionales del Tenis (ATP) y en la Women's Tennis Association (WTA) hay reglas de juego, anti-doping y anti-corrupción. ¿Y los protocolos? Ninguno de estos organismos que rigen el tenis tienen pasos a seguir establecidos para los casos de violencia de género.
Tenistas denunciados y un silencio cómplice
Los graves casos de violencia que involucran a algunos de los mejores tenistas del planeta no tuvieron ni la mitad de las repercusiones que tuvo el famoso #NoleGate sobre la deportación de Novak Djokovic de Australia por no estar vacunado. El alemán Sasha Zverev, último campeón olímpico, y el georgiano Nikoloz Basilashvili, el mejor de la historia de su país, fueron denunciados por sus anteriores parejas por violencia física y psicológica.
Basilashvili fue arrestado por haber golpeado a su ex esposa durante una discusión por el hijo que ambos tienen en común. Actualmente, el juicio sigue su curso. El jugador perdió este martes 18 de enero en el Abierto de Australia ante Andy Murray, quien advirtió a la ATP hace un tiempo al afirmar que "debería haber un protocolo cuando se hace una denuncia de este estilo”.
La denuncia hacia Zverev no está judicializada aún, lo que representó un justificativo para que la ATP se mantuviera en silencio durante meses. Las acusaciones son graves, por lo que la entidad había iniciado una investigación interna en octubre. Sin embargo, su ex novia reveló que todavía ni la habían contactado para dar precisiones de lo ocurrido.
El caso Peng Shuai
“Adónde está Peng Shuai?” fue la pregunta que puso en vilo al mundo de la raqueta a fines de 2021, a partir de la desaparición de la tenista china tras realizar una posteo sobre un supuesto abuso sexual por parte del ex viceprimer ministro de China Zhang Gaoli.
Un reclamo que se viralizó desde las redes sociales, con apoyo de la mayoría de colegas de la ex número 1 del mundo en dobles, y que escaló hasta los altos poderes de la Casa Blanca en Washington, con un trasfondo político que dio pie a cuestionamientos y críticas hacia el gobierno chino.
Ante el hermetismo para brindar información certera y comprobable de que Peng Shuai estaba a salvo y en libertad, la WTA anunció la suspensión de los torneos que se iban a disputar en China durante 2022. La aparición pública de la tenista finalmente ocurrió en un evento en su país en el que ella misma negó, con titubeos, haber estado desaparecida. Aún hay dudas sobre si está verdaderamente libre o bajo amenazas.
En el tenis, las tradiciones son sagradas. Y sus estructuras de poder se resisten a ser derribadas. Magdi Somat, un prestigioso juez de silla del circuito, fue despedido después de intentar ayudar a una colega que estaba siendo acosada por otros de sus compañeros. Este hecho reveló una trama de encubrimiento de abusos dentro de la ATP, con altos cargos y colegas implicados. No hubo investigación al respecto.
El ex tenista sudafricano Bob Hewitt, una leyenda del tenis en dobles, fue condenado en 2015 por abuso sexual de tres menores cuando se desempeñaba como profesor de tenis durante los ‘80. Los líderes de la comunidad de tenis de Sudáfrica recibían quejas sobre él desde mucho antes. Suellen Sheehan tenía 10 años cuando empezaron los abusos: “Me destruyó como persona, hace 30 años que intento recuperar mi vida”.
Desde los tiempos del Apartheid en Sudáfrica hasta el 2021 en Río Cuarto. Las autoridades saben. Un violento, una víctima y una lógica de poder que persiste. A diferencia de la famosa escena final de la película “Match Point”, en la que el destino del protagonista depende de si el anillo caerá de “un lado de la red o del otro”, hoy las autoridades del tenis no deberían librarlo al azar. Si lo hacen, será una doble falta que costará mucho más que un partido perdido.