El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) presentó la semana pasada en la Legislatura porteña un análisis comparativo entre las experiencias de violencia política de legisladores y legisladoras de la CABA, dando cuenta de las particularidades que adopta la violencia política por motivos de género. Asistieron diputadxs de todas las fuerzas políticas y los resultados evidenciaron que este tipo de violencia se ejerce en todas sin distinción alguna.
Por Solana Camaño y Victoria Eger
La encuesta abarcó en igual medida a legisladoras mujeres y legisladores varones. Mientras que para el 54,5 por ciento de las mujeres la violencia impacta “mucho/algo” en sus trayectorias, en el caso de los varones representa un 13,6 por ciento. Es decir, que se reconocen como “poco/ nada afectados” en un 86,4 por ciento.
Laura Velasco es legisladora porteña por el Frente de Todos. Hasta el año pasado presidió la Comisión de Mujer, Niñez y Adolescencia y fue una de las facilitadoras en la realización de la investigación. En diálogo con Feminacida, destacó la importancia de la presencia de los compañeros varones en la presentación de los datos.
“Se propuso una agenda concreta para poner en marcha herramientas que permitan contar con un protocolo en la Legislatura porteña”, manifestó Velasco y agregó que se deslizaron actividades como la actualización de la Ley Micaela y talleres sobre nuevas masculinidades en pos de la transformación de las prácticas para que las mujeres no lleven su actividad política con tanta desigualdad.
De acuerdo al informe, ocho de cada diez legisladoras afirmaron haber vivido situaciones de violencia política por motivos de género. La mayoría de las agresiones identificadas son expresiones de violencia simbólica y psicológica que derivan de la desestimación de sus capacidades para la política así como descalificaciones.
En relación a las consecuencias en la salud mental, las mujeres encuestadas vieron afectado su bienestar psicológico/emocional en un 82,4 por ciento, mientras que un 17,6 por ciento sintió que su integridad física corría peligro. Tal como afirmaron desde ELA en la presentación del informe, la violencia no solo se ejerce en el recinto, sino también en las redes sociales y al interior de las filas de los partidos.
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“En general, para ser las representantes de nuestras organizaciones, tuvimos que lidiar y dotarnos de una capacidad argumentativa el triple de fuerte que los varones”, explicó la legisladora Ofelia Fernández, la más joven de Latinoamérica, en la presentación del estudio de ELA. En esta misma línea, el 41 por ciento de las legisladoras consultadas tuvo que trabajar más duro y demostrar mayor formación para acceder a los mismos cargos que sus colegas varones.
Además, Fernández ejemplificó que, durante su militancia en Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, si era por la voluntad de sus compañeros, su participación se hubiera limitado a pintar carteles por tener linda letra y no a “activar en las asambleas”.
En abril del año pasado, la joven tuvo que cerrar su cuenta personal de Twitter debido a incesantes agravios, comentarios hirientes e insultos sobre su cuerpo y hoy sólo mantiene abierta su cuenta institucional. Es importante resaltar que la violencia política está incorporada en la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres desde el 2019 y actualmente se está trabajando en una reforma para incorporar a la violencia digital.
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“La violencia política no sólo tiene por finalidad amedrentar a aquella mujer que decide hacer política, sino también desalentar aquellas que están por hacerlo. Se apuntala específicamente en quienes tienen mayor visibilidad y busca mostrarle a otras mujeres lo que les va a pasar si se meten en política”, remarcó la legisladora Lucía Cámpora durante su exposición.
Mientras que para los varones la etapa de mayor exposición a la violencia política es durante la militancia, para las mujeres es cuando se encuentran en el ejercicio de funciones. De esta manera, la mitad de las legisladoras no cree que se respete su autoridad cuando ocupa puestos de decisión.
Cuando la pregunta puso el foco en los agresores, un 59 por ciento dijo que la persona pertenecía a su propio espacio político y un 47 por ciento mencionó que la persona agresora no tuvo ninguna consecuencia por su accionar violento. “Muchos de los que están acá, quizás sin percibirlo, ejercen en su cotidianeidad alguna actitud que desalienta la participación de sus compañeras mujeres”, advirtió Cámpora frente a la escucha de los legisladores participantes de la mesa.
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En diálogo con este medio, la legisladora Maru Bielli instó a los legisladores varones a que, con los datos ya socializados, se les permita de manera más consciente y responsable ocupar espacios de definición y hacerle lugar a las propuestas políticas de sus compañeras.
“Nosotras desde el feminismo ya hicimos un montón, ahora les toca a ustedes”, desafió Cámpora durante su discurso. En este sentido, Bielli coincidió en que es sumamente importante que los varones empiecen a tener un rol más activo a la hora de pensar estrategias para resolver las situaciones de violencia política: “Esto los obliga a ponerse en un lugar de mayor protagonismo y a que parte de su tiempo esté ocupado también por la tarea de deconstrucción de sus propias prácticas”.