Las urgencias cada vez son mayores, las necesidades cada vez más profundas y las desigualdades de género parecen pesar más sobre nuestros cuerpos. En el último Día de les trabajadores nos volvimos a encontrar frente a nuevos interrogantes. Esta vez, luego de dos años de crisis sanitaria y recién retomando el curso de una aparente normalidad, son varios los debates que están en deuda con las disidencias y las mujeres. Por eso, desde Feminacida brindamos un conversatorio abierto para repensar las lógicas del trabajo desde una perspectiva feminista.
¿Qué lugar ocupamos las mujeres y disidencias en el ideal colectivo de este concepto? ¿Qué políticas se implementan y cuáles otras se buscan alcanzar? ¿Cómo impactará esto en nuestra vida cotidiana a corto y largo plazo? Estas son algunas de las temáticas que surgieron de la mano de nuestras invitadas: Carolina Brandariz, directora nacional de Cuidados Integrales del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación; Florencia Tundis, ecofeminita, docente y guionista; Carola Della Paolera, máster en Políticas Públicas, licenciada en Psicología y Economía, coordinadora en el Programa de Protección Social de Cippec.
En un principio, Brandariz discutió el concepto tradicional de trabajo en los términos de relación asalariada y planteó a la economía popular como el paradigma novedoso de nuestro país. “Es importante poder conformar procesos de valorización de estos trabajos”, sostuvo.
A su vez, fue más a fondo y planteó que en una estructura económica tan desigual, donde las mujeres desempeñamos aquellos trabajos feminizados, que son una extensión del trabajo de cuidado, es necesario deconstruir el concepto de lo productivo: “Muchas veces esta idea viene a jerarquizar unos trabajos y subvalorar otros. Mientras los trabajos productivos le quedan a los varones de manera jerarquizada, las mujeres desempeñamos trabajos de carácter reproductivo que no son valorados”. Por eso, resulta fundamental otorgarle jerarquización al valor social del trabajo de cuidado.
En este sentido, Carola Della Paolera sostuvo que se sigue invisibilizando la importancia que tiene el trabajo de cuidado para el funcionamiento de la economía. Si bien las mujeres participan menos del mercado de trabajo remunerado, son quienes absorben más trabajo dentro de los hogares, lo cual también implica un motor para la sociedad en términos económicos.
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Tal como reflexionó Florencia Tundis en el conversatorio, ¿qué viene primero? ¿El cambio social o las políticas públicas? "Siempre implica una retroalimentación", concluyó. Entonces, ¿Qué podemos hacer en materia de educación y gestión financiera para desarmar estos estereotipos de género que permanecen latentes en la sociedad civil? ¿Cómo el Estado puede y debe intervenir?
Della Paolera mencionó diferentes acciones vinculadas a mejorar la equidad en la distribución de las tareas de cuidado. Una de ellas, que recientemente ha abierto múltiples debates, es la Ley “Cuidar en Igualdad”. Este proyecto, firmado por el presidente Alberto Fernández semanas atrás, plantea una reforma en relación a las licencias por nacimiento y adopción, y reconoce el cuidado como una necesidad, un trabajo y un derecho. Además, propone la creación de un Sistema de Cuidados para ampliar políticas públicas en la materia y extiende la licencia para varones.
Otra novedad de este proyecto es que, por primera vez, se habla de personas no gestantes y habría licencia para adoptantes por 90 días. En este sentido, Carolina destacó la importancia de este apartado para comprender a las familias en su diversidad, y reconocer a las parejas gays o lesbianas que ya están contempladas en la Ley de Matrimonio Igualitario.
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Resulta indispensable avanzar sobre la provisión de servicios de cuidado, y sobre todo, garantizar la equidad de estos servicios. En Argentina, no solo hay desigualdades de género, sino también que estas se exacerban en distintos grupos socioeconómicos. Quienes tienen menos ingresos, tienen menos posibilidades de conciliar la inserción laboral con las responsabilidades de cuidado, explicó Carola. Y agregó: “Es prioritario no sólo por razones de derechos humanos sino que también implican estrategias para el desarrollo de la economía”.
Por otro lado, también se tendrá en cuenta a trabajadores y trabajadoras monotributistas, un sector muchas veces relegado de las políticas públicas. En este sentido, Brandariz expuso: “Que la ley de licencias contemple también a trabajadores monotributistas sociales es comenzar a pensar probablemente que, a corto plazo, el mercado laboral formal no pueda absorber a la gran cantidad de trabajadores informales sin derechos, pero que sí le podamos dar cuerpo a la totalidad de esa población y otorgarle una nueva generación de derechos que cubra el piso mínimo de seguridad social”.
Si de soñar se trata, los feminismos tienen práctica. Sin embargo, nos preguntamos, ¿encontramos un horizonte posible al cual aspirar donde el sistema económico deje de lado los estereotipos e incluya a todes? ¿Son estos escenarios soluciones o utopías?
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Aunque el panorama económico de nuestro país aún deja mucho que desear en términos de inclusión y de justicia social, Carolina sostiene: “Está muy vinculado a cómo salimos de la crisis económica. Si pensamos como país respuestas clásicas a esta cuestión, va a ser más de lo mismo. En cambio, si pensamos que el cuidado puede ser un motor económico para la generación de empleo podemos dar respuestas nuevas que no solo garanticen pleno empleo sino también que cierren estas brechas de género”.
De esta forma, retomó sobre la importancia de generar otros circuitos económicos que puedan tener valor frente a este sistema capitalista hiperconcentrado: “Es importante crear circuitos más virtuosos que hablen del buen vivir, que es a lo que aspiramos. En eso, todo lo referente al cuidado son aliados estratégicos para revertir el orden y poner en la centralidad el cuidado de la vida sobre cualquier definición económica”.
Mientras tanto, ¿qué se puede hacer desde la sociedad civil para generar cambios? La economista sostiene que parte de la solución puede estar en concientizar. “Hay que salir del mundillo feminista en el que muchas veces nos encontramos y dar debates en capacitaciones laborales, en el Estado, que se vaya filtrando una idea por la gente, compartir boca a boca e informar”.
“La pandemia puso en jaque todo el sistema. Una crisis que ya existía terminó explotando”, comentó Florencia, en referencia a las lógicas tradicionales de la vida que giran alrededor del trabajo mercantil. “Ahora se tiene más en cuenta las tareas de cuidado y las domésticas. Nos sirvió para darnos cuenta que la vida no puede centrarse en el trabajo 'productivo'. Por ende, desde los feminismos aún tenemos muchos debates para dar.