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"Diálogos desobedientes": ¿Qué son las casas de partos?

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Diálogos Desobedientes es el newsletter de la Mónica Macha en Feminacida. Cada mes, la diputada conversa con diferentes especialistas y referentes de las luchas feministas. El newsletter es abierto y podes recibirlo simplemente dejando tu nombre y tu mail acá: https://bit.ly/3FU9dU8.


¡Hola! ¿Cómo estás? Espero que muy bien en este feriado revolucionario. Yo estoy muy contenta de darte la bienvenida a Diálogos Desobedientes. Todos los meses nos vamos a encontrar para compartir una conversación transfeminista, porque creo que tanto a vos como a mí nos conmueve lo que se insubordina frente a las desigualdades y las violencias.   

Para esta primera entrega dialogamos con Cristina Alonso, una compañera mexicana que coordina las Casas de Partos “Luna Maya” con sedes en Ciudad de México y Chiapas. Cristina es una partera comprometida con la capacidad transformadora de asistir el parto y los servicios de salud relacionados al proceso de gestación.

Pero, ¿qué son las Casas de Partos?  Son espacios en los que la persona con capacidad de gestar puede parir en entornos humanos, seguros, cuidados, saludables, rodeada de afectos y de las condiciones que decida. Como en Argentina no existen, decidimos presentar un proyecto para su creación por ley. Algo de esto hablábamos juntas: 

Cristina: Desde un punto de vista muy práctico, hay que hablar del uso adecuado de los recursos económicos y humanos. Esto se volvió mucho más acentuado durante el Covid y es entender que todos los sistemas de salud tienen un límite. Por un lado es absolutamente necesario el parto hospitalario  y es muy importante que se equilibre con espacios donde el parto sea posible en ambientes no medicalizados. Teniendo en cuenta que la mayoría de las mujeres pueden tener un parto fisiológico, no es necesario usar los recursos de un hospital. 

Mónica: Claro, las casas de partos proponen un modelo que respeta los tiempos de cada cuerpo con una mirada totalmente distinta sobre los nacimientos , sacándolos de la lógica del hospital. Y eso pone en el centro el saber de las propias mujeres o personas gestantes sobre los partos, sobre el nacimiento, sobre la definición de cómo quieren parir y, también, el respeto por todas las variables culturales. A veces escuchamos que las casas de partos son algo innecesario, pero en definitiva lo que yo creo que están escondiendo, conscientemente o no, es cómo quitarles una parte del poder a las personas gestantes. 

Cristina: Hay mucha discusión sobre cuál es el modelo de equipo que funciona mejor y, como decías Mónica, es muy fácil que un sistema médico  sea hegemónico por la verticalidad, por la manera en que se le da poder al médico como una figura autoritaria. Las parteras son profesionales capaces de tomar decisiones en conjunto con la mujer, decisiones que van a asegurar la seguridad de la mujer y lo que hemos encontrado es que es muy fácil que en sistemas hospitalarios la partera se vuelva un asistente del médico  y no se esté utilizando a la partera como lo que realmente es, una profesional sanitaria capaz de tomar decisiones. Cuando el mismo equipo de profesionales está acompañando a una mujer durante su embarazo y luego la acompaña en el parto es mucho más probable que la conozcan, que ella confíe en ellos y sea más honesta en contar cómo se está sintiendo o que está viviendo. Y es mucho más probable que ellos también reconozcan lo que no va bien,  “no, esta mujer no está bien, normalmente no se ve tan hinchada” o “normalmente no está tan tensa”. Se ha demostrado que la continuidad de atención ayuda mucho a que la mujer se sienta más escuchada y a que se detecten antes los problemas.

Mónica: Y me parece que en ese sentido nos vendría muy bien ubicar la violencia obstétrica como una forma de la violencia sexual . Encontramos permanentemente que se pone en cuestión el saber de las mujeres y su autonomía, sus decisiones. Hay una discusión que se abre en términos sociales y culturales: poder ubicar la soberanía de los cuerpos. 

Cristina: Creo que tocas puntos súper importantes que van muy ligados. Por la violencia obstétrica hay muchas mujeres que no quieren ir al hospital porque le tienen miedo, porque escucharon de su hermana, de su prima, de todo lo que han visto en internet, y son relatos de dolor. Entonces escuchamos “no quiero ir al hospital porque se que me van obligar a una cesárea  que yo no quiero” y eso acaba estresando al sistema mismo. Yo he criticado mucho a las campañas de educación hacia las mujeres sobre sus derechos en el parto, porque ninguna mujer con 7, 8, 9, 10 centímetros de dilatación está para reclamar sus derechos. No es su lugar para nada, es el lugar del sistema asegurar que ella pueda hacer su trabajo de dilatación sin tener que preocuparse de estar luchando por derechos. 

Mónica: Me quedaba pensando en lo que decías recién del sistema. Lo que escucho de las compañeras que tienen otra posibilidad de parto es eso: que sea con amor, que sea con un proceso de felicidad, que se sientan cuidadas, escuchadas, que eso genera una relación distinta con el bebé que está naciendo y queda marcado por situaciones de mucha felicidad.

Cristina: Y yo agregaría que es muy importante contar historias . Las mujeres, las familias,  generalmente no tomamos decisiones basadas en estudios científicos . Nadie está leyendo si le doy plátano machacado o guisantes machacados a mi hijo porque un estudio científico dijo que esta cosa es mejor o peor. Tomamos decisiones basadas en lo que hemos escuchado en casa, nuestras redes sociales y es muy fácil conectar con historias de parto de terror: “Mi parto fue horrible”, “en el parto casi me muero, fue dolorosísimo”. En la sociedad es muy difícil acceder a historias positivas, “mi parto fue fantástico, me encantó”, “fue súper bonito, conocí a una parte de mí que no conocía”. Las altas tasas de medicalización acaban llenando a nuestra sociedad de historias negativas. Entonces escuchamos “Yo quería tenerlo natural pero mi cuerpo fracasó”. Y esto dentro de una sociedad donde ser madre cada vez implica más presión. Tenemos que ser una madre perfecta, trabajar, estar guapísima, que no se te salga nada y además haber parido de manera fantástica y volver a trabajar a los tres minutos. Tenemos que tener una mirada muy real y darle a las familias herramientas que realmente les van a ayudar al final del día. En el parto tenemos que tener opciones.  

Te dejo más información del proyecto de ley que presenté para la creación de Casas de Parto en Argentina. ¡Hasta la próxima! 


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