Organizada por la Escuela Feminacida y la Comunidad Feminacida, ayer se desarrolló una clase abierta y gratuita sobre ESI y pedagogías del placer. La propuesta se originó con el fin de invitar a sus participantes al taller que profundizará estas temáticas y que iniciará el jueves 8 de septiembre.
¿Cómo incorporamos la pregunta por el placer en nuestras prácticas educativas? La clase abierta ofició como un espacio introductorio de reflexión sobre este proceso con la posibilidad de complejizarlo en una formación arancelada de 6 encuentros, a cargo de las docentes Nadia Faure y Anabela Morales.
Recomendada especialmente para educadores que trabajan con niñes y adolescentes, se partimos de la siguiente disyuntiva: mientras asistimos a un mayor pronunciamiento de la sexualidad en un sentido amplio y reivindicador del goce, en paralelo, las escuelas parecieran mantenerse estoicas y aisladas de esta forma de concebir las sexualidad(es) más libres, diversas y despojadas de etiquetas.
"Quienes estamos al frente de las aulas en los espacios educativos hemos tenido poca o nula educación sexual", introdujeron las docentes e invitaron a la reflexión. Y resulta que las trayectorias educativas de la mayoría de les docentes estuvieron marcadas por una educación sexual deficiente, normativa, binaria, biologicista y biomédica.
Cuando se optaba por enseñarla, su acento solía estar puesto en la dimensión del peligro (ITS, embarazos no deseados) y en la dimensión moralizante (“el deber ser”, la culpa, lo prohibido y lo permitido). La sexualidad, entendida en términos tan estrechos, deja poco lugar al goce y en el aula inhabilita las preguntas propias de les estudiantes.
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¿Qué ESI queremos construir? ¿Qué tal si la repensamos desde el placer como derecho humano? Todes tenemos derecho a disfrutar de una vida sexual saludable, placentera, sin presiones ni violencias. El desafío estará en tensionar los propios tabúes, culpas y prejuicios que les educadores cargan en sus mochilas.
"¿Qué imaginarios colectivos sostenemos respecto a la sexualidad? ¿Quiénes fueron las personas autorizadas para hablarnos del tema? ¿Desde qué lugar lo hicieron? ¿Cuáles son nuestras inquietudes y resistencias? ¿Cómo nos posicionamos para abordar la temática en aulas o espacios comunitarios? ¿Nos sentimos preparades para hablar con soltura de la sexualidad desde una pedagogía del placer? ¿Qué desafíos implica?", se preguntaron las talleristas para plantear una posible puerta de entrada a la ESI desde esta perspectiva.
Hacia el final, las docentes listaron algunas orientaciones para trabajar con las adolescencias. Habrá que propiciar los espacios necesarios porque resulta urgente reescribir nuevas narrativas sobre las sexualidades, haciendo énfasis en el autoconocimiento, el placer, el consenso y el consentimiento. Las nuevas generaciones están atravesadas por revoluciones íntimas cimentando las bases para concebir sexualidades más libres, con menos culpas y más placenteras.