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Autismo y medios de comunicación: hasta la empatía, siempre

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El recorte de video que es tendencia en Twitter dura alrededor de 40 segundos. Primero, Ian, un niño de 9 años sentado frente al escritorio de Eduardo Feinmann en su programa en LN+ le cuenta que muchas personas autistas como él son muy literales. “Por ejemplo, a veces no entendemos los chistes”, dice. En el siguiente corte, el conductor comienza a despedirse y para explicar de forma "graciosa" que se están pasando de tiempo elige estas palabras: “Me van a matar. Mirá, hay un señor que está diciendo que me van a cortar la cabeza”. Lo que sigue es simplemente la consecuencia anunciada al comienzo: el invitado se pone nervioso y ruega que por favor no lo maten. Al advertirle que se trataba de un “chiste”, el niño pide disculpas. 

¿Por qué nos incomodan o enojan estas imágenes? ¿Qué evidencian tanto de la postura Feinmann como del desconocimiento sobre el espectro autista? ¿Aporta reproducirlas aunque sea para repudiar el accionar del periodista? ¿Qué queda fuera de ese recorte viral? 

Por Emilia Holstein y Victoria Eger


En primer lugar, llama la atención la falta de escucha de un periodista con años de experiencia en medios de comunicación. Y también la crueldad de sus dichos. Ian, el pequeño entrevistado, había dejado en claro tan sólo unos minutos atrás su relación literal con las palabras, pero Feinmann no parece —o no quiere— recordarlo. 

Quienes trabajamos en el ámbito de la comunicación tenemos una responsabilidad social y, desde este lugar, se espera que una persona en su posición de mínimas prepare previamente la entrevista y se informe en profundidad sobre qué y con quién va a estar hablando. Sin contar que estaba haciéndole un comentario aparentemente chistoso sobre su propia muerte a un niño de 9 años. 

El autismo se piensa como un espectro porque cada persona lo vive de una manera particular, no existe una única forma de tener autismo. Las reacciones que podrían haberse vivido en el programa luego del comentario de Feinmann son igualmente diversas. “En este caso, se ve que es una persona que tiene mucho acompañamiento y no todos tienen esta posibilidad”, repara Gabriela, Magíster en Psicología y Educación. Bajo esta lente cobra aún más importancia el cuidado y la atención por parte del conductor: ¿Qué hubiera pasado si quien estaba enfrente suyo no tenía todo ese trabajo realizado? ¿No es responsabilidad del periodista cuidar a sus entrevistades? 

“No Ian, vos no tenes que pedir disculpas, no hiciste nada malo. El que tiene que pedir disculpas (y al aire, mismo lugar dónde se desubico) es Eduardo Feinmann. Tener una trayectoria no garantiza ser buen periodista ni mucho menos ser un ser humano empático. Feinmann, que se caracteriza por atacar y reírse de las minorías, lo hizo una vez más”, expresó en sus redes Florencia Cambareri, quien coordina la cuenta de Instagram “Repensar la discapacidad”

¿Qué es lo que queda fuera del recorte que se hizo tendencia? Sobre todo, el objetivo que en primera instancia movilizó a Ian a pedirle una entrevista a Feinmann. "Vi que sos un periodista crítico y quiero ver si es cierto lo que dicen. Aunque las críticas me duelen, dicen que son constructivas. Vamos a ver qué tan constructivas son", le dice el niño en un audio al periodista. Una vez que está en el piso, él le entrega una remera qué dice "hablemos de autismo" y quizás sea esta la imagen con la que deberíamos quedarnos.

Pero pareciera que las lógicas del rating y el marketing no entienden de abordajes respetuosos, amorosos y, sobre todo, empáticos. “El niño le dio una lección a Eduardo Feinmann. Él levantó su bandera de conocimiento y lo fundamentó con argumentos”, aporta María Nieves, profesora de Educación Especial y psicomotricista. Mientras Ian le daba una explicación sobre el uso del lenguaje inclusivo, el conductor simplemente asentía y balbuceaba una respuesta. ¿Acaso lo dejó sin palabras?



Él, como protagonista, pone el cuerpo y cuenta sus propias experiencias para visibilizar la realidad de las personas con autismo, las dificultades y la discriminación que viven muchas veces a causa de la desinformación, la urgencia de una ley que garantice la formación de les docentes en este área. Estas son las cosas que Ian nos quiere compartir a todes y las que no deberíamos perder de vista.

Muchas veces, en el afán de repudiar un hecho o de hacer visible nuestra indignación, compartimos contenidos y no reflexionamos sobre sus efectos. Los videos o fotos se expanden como fuego, pero a veces es mejor dejar pasar la tendencia y sentarnos a pensar con mayor profundidad. ¿Qué significa para el niño que se difunda este video en todos los medios y redes sociales? ¿Cómo estamos leyendo su reacción? ¿Alguien le preguntó qué sintió en ese momento o solamente asumimos que fue "terrible y desgarrador"? ¿Nos cuesta como personas adultas considerar a las infancias y adolescencias como sujetos de derecho?


¿La discapacidad es prioridad?

Además, el video se hace viral en medio de un importante reclamo por parte de organizaciones y trabajadores que prestan servicio a las personas con discapacidad. El lema es "#NoAlAjusteEnDiscapacidad" y se vincula con el atraso en el pago a les prestadores por parte de las obras sociales, esto produce que muchas personas con discapacidad vean sus servicios esenciales recortados, como la educación o el transporte. 

La principal exigencia es que la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) gire el dinero para que este pueda acreditarse. La SSS es la encargada de administrar el Fondo Solidario de Redistribución (FSR), aquel que reembolsa a las obras sociales parte de los tratamientos y medicamentos. Actualmente este se encuentra desfinanciado debido a la suba de los costos. 

Mientras que desde el Gobierno Nacional aseguran que no hay tal recorte, quienes prestan los servicios denuncian retrasos más extendidos que lo habitual. Tras un paro y 10 días de acampe, movilización de las organizaciones afines frente a la Casa Rosada, la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y la SSS conformaron una mesa de trabajo para resolver el pago a prestadores. Las responsabilidades pasan de mano en mano y lo cierto es que todavía los pagos no se hicieron. 


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