Las escuelas tomadas en la Ciudad de Buenos Aires son tan solo la punta del iceberg. Lo que los medios masivos de comunicación están mostrando, con una tendencia que busca criminalizar a adolescentes y jóvenes en lucha, es la reacción ante haber sido desoídos en los innumerables pedidos de diálogo. Sumado a ello, el Gobierno de la Ciudad redobla su postura para nada conciliadora: policías fuera de las escuelas, autos sin patente con personal que se negó a identificarse, familias recibiendo en sus casas a oficiales que los notifican de acusaciones penales en su contra y, aún más insólitamente, una contravención presentada por la ministra Soledad Acuña a través de la Procuraduría General que calcula cifras millonarias que les padres y madres deberían pagar.
Según el último listado difundido por la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) de los secundarios de la CABA, las tomas continuaban hasta esta mañana en la Escuela Normal Superior Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg ("Lengüitas") y las escuelas Superior de Educación en Artes Visuales Rogelio Yrurtia, de Música Juan Pedro Esnaola, la Rodolfo Walsh, la Técnica N°6 Fernando Fader y el colegio Osvaldo Pugliese.
Las demandas
Las tomas no son aisladas, hay un proceso de organización profundo. Forman parte de una serie de acciones que se decidieron en bloque en varios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires con reclamos puntuales que pertenecen al estudiantado en alianza con les docentes porque funcionan como comunidad, en unión en contra del avasallamiento que pretende y ha estado ejerciendo el Gobierno porteño.
El funcionamiento de las prácticas profesionales es una de las demandas que articulan las medidas de fuerza en los colegios. En el último año de formación, les estudiantes son enviados de manera obligatoria a entidades públicas o privadas a realizar pasantías no pagas para supuestamente lograr un acercamiento al mundo laboral. “No decimos que estamos en contra, entendemos que está bueno el proyecto pero pensamos que está mal pensado y mal adaptado a los colegios”, sostuvo Carla Andrade, presidenta del Centro de Estudiantes del Mariano Acosta, en el programa Gelatina.
Si bien las prácticas deberían estar alineadas con la orientación de las escuelas, muchas veces esto no sucede. Por ejemplo, estudiantes del Lengüitas hicieron pasantías en hoteles y terminaron lavando platos. Andrade sostiene que el problema está en que esta propuesta deja afuera a les docentes, no son pagas, son obligatorias y no están vinculadas a las orientaciones.
Otro de los reclamos centrales es la entrega de viandas alimenticias dignas. En algunas de las escuelas en lucha como la Escuela María Claudia Falcone, les estudiantes permanecen 6 horas y en otros colegios la jornada es doble, es decir, con actividades a contraturno. La vianda de alimentos consiste en un sándwich de paleta y queso, 80 por ciento pan, en ocasiones una fruta y/o una barra de cereal. Además, se ha denunciado con anterioridad la entrega de comida podrida y cientos de jóvenes intoxicados los últimos años. Sin embargo, desde hace décadas que el Gobierno de la Ciudad sigue contratando a las mismas empresas para la entrega de alimentos pese a que se han presentado proyectos que buscan modificar esta situación, como el de la legisladora del Frente de Todos Ofelia Fernández, el cual ha sido rechazado.
¿Qué se come en las escuelas de CABA?
“Todo lo que pueda ser tercerizado, será tercerizado en este gobierno”, dice la legisladora del Frente de Todos Maru Bielli sobre los servicios de viandas y de limpieza en las escuelas. Según explica, hubo una auditoría que informó sobre el sistema de licitación para los proveedores de viandas: “No existen mecanismos de control, no es transparente. Y cuando hay casos de intoxicaciones las multas son irrisorias”. Luego, son esas mismas empresas multadas, que han tenido observaciones, las que siguen proveyendo el servicio. “Creo que es una de las cosas que con más claridad están planteando los estudiantes y que tienen que ser abordadas de manera urgente”, concluyó Bielli.
Persecución e intimidación
Desde la semana pasada hasta hoy la violencia por parte del Gobierno porteño hacia las comunidades educativas se incrementó. Antes de ofrecer una instancia de diálogo, la ministra de Educación Soledad Acuña había salido en los medios a decir que los colegios estaban tomados “por intereses partidarios” y que todo estaba orquestado desde el kirchnerismo. Incluso habló de manuales que explicaban a les chiques qué decir y hacer.
“El nivel de subestimación del estudiantado es muy grande”, sostuvo Maru Bielli. El problema es que la ministra desconoce que les jóvenes son sujetos políticos, que piensan y actúan en consecuencia y que no necesitan ser guiades por nadie para plantear sus reclamos.
Pero la situación no se detuvo allí, desde el Ministerio de Educación y el Gobierno de la Ciudad comenzó una persecución a padres y estudiantes. La Policía estuvo en las escuelas para identificar a quienes estaban en las tomas, con el objetivo de poder realizar denuncias penales contra sus tutores. Incluso circularon videos de oficiales ingresando al Nacional Buenos Aires e intentando pedirle los datos a personas en la Escuela García Lorca.
Sobre las denuncias penales y el intento de imponer multas millonarias a quienes toman las escuelas, Maru Bielli explicó: “No hay en la justicia ninguna presentación al respecto, lo que existe hoy son contravenciones menores de montos entre 200 y 1000. No tiene ningún tipo de asidero jurídico”. La legisladora considera que es importante que las familias tengan esta información, porque hay una gran distancia entre lo que la ministra dice para amedrentar y lo que realmente está sucediendo.
Además de las acciones del oficialismo porteño, es importante señalar que gracias a su intransigencia a la hora de generar espacios de diálogo, también se ha producido una escalada de violencia hacia las comunidades educativas. Por ejemplo, se difundió un video en el que una vecina se acerca a escupir a quienes sostienen la toma de uno de los colegios y luego les insulta.
Docentes y estudiantes unides
Sofía Lino es maestra de Bellas Artes egresada de la Escuela Superior de Enseñanza Artística Rogelio Yrurtia y estudiante del profesorado en Artes Visuales en el mismo lugar. Se desempeña como docente en distintas escuelas de CABA, entre ellas la Escuela Superior Niní Marshall, una de las tantas que se encuentran en lucha junto con la Yrurtia. “Los reclamos de los docentes y los estudiantes no son los mismos porque ejercemos roles distintos. Pero sí están en el mismo plano porque estamos en emergencia educativa”, declara en entrevista con Feminacida y agrega: “Hay una estigmatización mediática de nuestra lucha que dice que les docentes somos vagues, que no queremos trabajar y de les estudiantes que también son vagues, que no quieren estudiar. Cuando la realidad es que nos estamos pronunciando en contra del desfinanciamiento, en contra de que se tomen decisiones sin nuestro consenso y se nos quiten derechos”.
Los profesorados artísticos no son “históricos” como sí otros colegios de renombre de la Ciudad, sino que son relativamente recientes pero las escuelas medias de las que devienen sí lo son: “Se conformaron a partir de la última Ley de Educación de 2007. En el caso del Yrurtia tiene una historia muy politizada en su nivel medio, de lucha muy combativa que le da una historia y una experiencia que continúa. Hay acompañamiento de los padres, de muchos docentes que formaron parte de este folklore político y un centro de estudiantes que ha logrado grandes cambios”.
La situación de los terciarios no entra en conflicto con la toma de la escuela media sino que hubo un resurgimiento, un despertar nuevamente a la política y un deseo en auge de apoyo y colaboración con las tomas, dando talleres o estableciendo acciones de cuidado, de diálogo, siempre teniendo en cuenta que es una lucha de les jóvenes y adolescentes de secundario y de menores de edad: “Es su toma, nosotres como adultes apoyamos desde nuestro lugar en el marco que les estudiantes definan, respetando su medida de fuerza”, recalca Sofía Lino. Lo que estas acciones propiciaron fue la reorganización del conjunto de estudiantes de este terciario que estaba, de alguna manera, adormecido pero latente.
Próximas acciones
El centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), levantó anoche la toma que mantenía en solidaridad con el reclamo de los colegios de CABA pero votó en asamblea la realización de un paro estudiantil. El centro de estudiantes comunicó que se levanta la toma para garantizar que puedan darse las clases de apoyo del CIEEM (curso de ingreso). “Para continuar la lucha convocamos a paro estudiantil el viernes 30 de septiembre. El centro de estudiantes entra en estado de asamblea permanente", afirmaron. El Colegio Nacional de Buenos Aires realizó el miércoles un pernocte en solidaridad a la protesta estudiantil que lleva una semana.
El martes 4 de octubre, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) convocó a una jornada de lucha que incluirá un paro de 24 horas y una movilización hasta la Jefatura de Gobierno porteña en demanda de reapertura de paritarias, en solidaridad con la lucha estudiantil y contra el “hostigamiento y persecución a la comunidad educativa” por parte de la administración de Juntos por el Cambio.
“Más allá de los sindicatos, les docentes estamos organizades en su gran mayoría. No pueden decirnos cómo podemos y no podemos hablar y pasar encima de leyes como la de Educación Sexual Integral que contempla la identidad; no pueden modificar el Estatuto Docente que tanto trabajo y lucha nos ha costado y hacerlo sin nuestro consenso; deben garantizar las vacantes en todos los niveles, deben invertir en infraestructura y destinar un presupuesto digno en alimentación para les pibes. Estamos organizades, que quede claro”, enfatiza la docente.
El acceso a la jornada completa en las escuelas de CABA y las desigualdades entre el norte y el sur
Por su parte, Horacio Rodríguez Larreta se mostró esta mañana “inflexible” y la ministra Soledad Acuña rechazó el diálogo. En este contexto, nos hacemos eco de las palabras de Maru Bielli: “No se puede conducir aquello que se desprecia”.