Si hablamos de menstruación, hay una certeza que todavía se mantiene a flote: “La menstruación es dolorosa”. Una idea que está completamente normalizada y, por eso, para aliviar los cólicos menstruales, la industria farmacéutica ha creado ciertos medicamentos con el propósito de silenciar y negar lo que en el cuerpo de las personas menstruantes se pone de manifiesto.
En el Día Mundial de la Endometriosis cabe preguntarnos: si el sangrado se transforma en un padecimiento que mes a mes empeora e interrumpe las actividades diarias, ¿sigue siendo normal? ¿En qué casos debería realizarse una consulta médica? ¿Existe la posibilidad de que sea endometriosis? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Por qué cuesta tanto diagnosticar esta enfermedad? ¿Cuáles son sus posibles tratamientos?
Por Agustín Bártoli y Anabela Morales de Marea Roja
El diagnóstico lleva tiempo
Mónica Bonín es ginecóloga, obstetra y especialista en endometriosis. En su trabajo diario, aborda el tratamiento de la enfermedad desde una mirada holística e integral. En diálogo con Feminacida, comenta: “La endometriosis es una enfermedad inflamatoria, benigna y crónica, cuyas características principales pasan por la inflamación y la hormono dependencia. Se caracteriza por producir un fenómeno de inflamación sistémico, no solamente a nivel abdominal o pelviano”. Y agrega: “La endometriosis actúa poniendo en estrés al cuerpo y las células generando un tipo de estrés oxidativo, por el solo hecho de que el cuerpo está tratando de atacar a esta enfermedad inflamatoria crónica”.
Cristel Fabris fue diagnosticada con endometriosis en abril de 2021. “Si tuviese que definir ese proceso, diría que fue doloroso desde diferentes ángulos”, inicia. Primero consultó con su ginecólogo de cabecera. Había tomado anticonceptivos durante 10 años de forma casi ininterrumpida y hacía tres años que le planteaba a su médico que tenía unas migrañas muy fuertes que le paralizaban la rutina. Él insistía con que nada tenían que ver con el ciclo, cuando justamente el dolor sucedía ese momento. Cristel dejó las pastillas anticonceptivas y el dolor de cabeza desapareció. En su lugar emergió el dolor menstrual y un sangrado abundante, junto con el foco de adherencia endometrial en el ombligo. En su caso, la adherencia estaba en la pared abdominal y mes a mes crecía tanto que llegó a la superficie del ombligo y requirió una intervención quirúrgica. Para poder determinar su diagnóstico tuvo que realizar tres consultas posteriores con diferentes especialistas.
Según la Sociedad Argentina de Endometriosis (SAE), se estima que entre un 6 y un 10 por ciento de las personas menstruantes, cuyas edades oscilan los 28 años, pueden padecer endometriosis. Por el momento, se desconocen las causas de la enfermedad y por eso se dice que es multifactorial. Justamente, esa falta de especificidad es la que genera confusión para las personas que la padecen.
Para Andrea Crichigno, integrante de la asociación civil Endo Hermanas, el problema radica en que, de buenas a primeras, no se piensa en la endometriosis como posible diagnóstico. “Al no buscarla, se limitan a ver la pelvis de manera tradicional, y como esta es una enfermedad que sucede por fuera del útero, en los estudios tradicionales no se tiene en cuenta. En la consulta clínica, como no se escucha la sintomatología y no se hace la revisación en consecuencia, no hay un resultado. También es una enfermedad que está asociada a la infertilidad, si vos no tenías problemas de infertilidad o no estabas buscando un embarazo, menos se iba a pensar en esta patología”, comenta a Feminacida.
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Por su parte, Mónica Bonín reconoce que una de las mayores falencias que existe en el consultorio médico a la hora de diagnosticar la endometriosis es que no se sospecha ante la presencia de síntomas. Por eso que la patología tarda más en detectarse. “Es una enfermedad que se caracteriza por producir intenso dolor en el ciclo menstrual, que no responde a analgésicos y puede llegar a acompañarse de sangrado menstrual abundante. Además, en la mayoría de los casos pueden llegar a desplegarse otro tipo de síntomas, pero que si no son interrogados, las pacientes no los interpretan como patológicos”, asegura.
Los síntomas pueden ser: dolor al tener relaciones sexuales con penetración (muchas veces normalizado), dolor para defecar durante la menstruación o la constipación severa durante el período, sangrado en la materia fecal, distensión abdominal, dificultades para evacuar la vejiga o dolor durante la menstruación.
“Muchas veces hay chicas que tienen foco de endometriosis en el diafragma y manifiestan un intenso dolor en el hombro o lumbar durante la menstruación", suma la ginecóloga y advierte: "Todos esos síntomas acompañan muchas veces a personas con endometriosis, pero son menospreciados debido a que se presentan mayormente durante el ciclo menstrual y tenemos el concepto de que es 'normal'".
Sobre el dolor, Bonín esclarece: “No es normal bajo ningún punto de vista, ni siquiera ese dolor que genera una puntada fuerte y puedas calmarlo con ibuprofeno. Eso ya habla que hay una predominancia estrogénica. El concepto de dolor en el ciclo menstrual nunca debe ser tomado como normal. Sin embargo, lo hemos tomado de esa manera, principalmente en generaciones pasadas, nuestras madres y nuestras abuelas. Las mujeres estamos acostumbradas a este chip del sufrimiento en todas nuestras aristas: parir con dolor, tener relaciones con dolor. Son cosas que se dicen principalmente cuando empezás tu vida sexual”.
Al respecto, Crichigno coincide: “Todavía está muy instalada esta idea en la sociedad de que si la mujer sufre, tiene que aguantarlo. Entonces es muy difícil que una mujer o una adolescente se esté quejando del dolor en la casa y la escuchen”.
“Si duele, no es normal”: la lucha de Endo Hermanas
Andrea Crichigno padece endometriosis hace varios años. Al igual que muchas mujeres, transitó el diagnóstico de su enfermedad en soledad. El punto de inflexión que llevó a la organizarse fue la muerte de una compañera: Julieta. Ella convivió con el dolor por más de 20 años, había logrado tener un hijo y finalmente atenderse con un reconocido especialista en la temática. Luego Julieta se sometió a una cirugía en la que sus intestinos estaban muy comprometidos. Con el transcurrir de los días su estado empeoró y falleció a raíz de una septicemia generalizada.
“Julieta llegó al quirófano 20 años tarde, con sus tejidos totalmente debilitados y destrozados por la enfermedad", lamenta una de las fundadoras de Endo Hermanas y continúa: “En ese momento, un grupo de rebeldes nos autoconvocamos en el Congreso, fuimos con folletos y banderas para reclamar que se tratase el único proyecto de ley que existía en ese momento, que era bastante deficiente, pero era algo. Está acción la llevamos adelante en el mes posterior al fallecimiento de Juli”.
Hacia un cuidado integral
Para Bonín el mayor enfoque tiene que ir apuntado a las causas. "Siempre, en la medicina tradicional, atacamos las consecuencias. Muchas veces lo solucionan con pastillas o con la cirugía sin prestar atención al foco que lo generó”, detalla y ejemplifica: “Al ser una enfermedad hormonodependiente, necesita de la estimulación hormonal para su desarrollo. Entonces si no le brindamos ese estímulo hormonal que precisa para crecer, la endomentriosis no debería desarrollarse, lo haría de manera mucho más leve”.
Lucila Krolovetzky es médica especialista en Nutrición con foco en la fertilidad y la endometriosis. Cuando comenzó con su atención en 2014, les pacientes volvían a sus consultas médicas sin dolor luego de realizar cambios en la alimentación, aunque los profesionales respondían que no había ningún estudio que demuestre que los cambios nutricionales eran importantes para el tratamiento. Sin embargo, Krolovetzky explica a Feminacida que trabaja mucho en equipo: “Derivo mucho a mis pacientes a Osteopatía y Psicología”.
Los principales motivos de consulta son los síntomas propios de la enfermedad. La especialista sugiere un plan de alimentación antinflamatorio: “En las consultas me cuentan cómo se sienten, qué tipo de alimentación tienen y armamos juntas un plan de alimentación. Vamos teniendo un control todos los meses, si es necesario sumamos suplementos de vitaminas, minerales y omega 3”.
No obstante, no siempre las personas con endometriosis pueden acceder a los tratamientos indicados. “No hay una estructura de soporte psicoafectivo en las familias, en el entorno de amigues, en el trabajo”, sostiene Crichigno. Muchas veces el sistema de salud o los círculos de personas descreen de sus relatos y necesidades o no reciben un buen trato: “Cuando vamos a la guardia sufrimos mucha violencia de género: violencia ginecológica u obstétrica, violencia institucional, violencia laboral, violencia psicológica e incluso violencia física en todas partes, porque muchas chicas toman analgésicos para poder tener relaciones sexuales con personas que fuerzan la situación y las maltratan”.
Entonces, ¿qué sucede con aquellas personas que quedan por fuera de los círculos de contención? ¿Podemos responsabilizar a las personas con endometriosis cuando el sistema que debe garantizar sus derechos carece de un abordaje integral? “Cuándo te alejas de los centros urbanos, notás que muchas chicas no pueden hablar de estos temas, ni siquiera con sus amigas. No te explican sobre el tema. Entrás en desesperación y te preguntas ¿y ahora qué hago?”, continúa la integrante de Endo Hermanas.
Políticas que garanticen el acceso a la salud
Varias organizaciones vienen luchando por una Ley de Tratamiento Integral de Endometriosis. Andrea Crichigno asegura que hay más de 20 proyectos de ley con estado parlamentario en las cámaras legislativas. Sin embargo, están guardadas en el cajón. En 2019 lograron que se aprobara en Diputados la fecha conmemorativa en el calendario anual, aunque en Senadores nunca se dio luz verde. Si bien provincias como, por ejemplo, Córdoba y Santa Cruz tienen una Ley aprobada, la burocracia de la implementación por parte del Ministerio de Salud impide su efectivo funcionamiento.
Crichigno cuestiona los impedimentos para el tratamiento de la aprobación de la Ley que no solo protege la salud de las personas con útero, sino también promete un abordaje para todas las personas respetando sus derechos, su género y la integralidad de una educación sexual federal.
“En estos tiempos donde se habla tanto de paridad es difícil entender por qué si hay tantas mujeres en las comisiones y en los distintos recintos no puedan hacer que esto salga, por eso buscamos otros caminos”, comenta la integrante de Endo Hermanas y continúa: “Estamos completamente convencidas de que es una cuestión de género. Si los varones la sufrieran, esto tendría más investigación y tratamientos y por la cronicidad de la enfermedad estaría incluida la en el Programa Médico Obligatorio”.
La mayoría de las actividades provienen de distintas asociaciones y colectivos que abordan la endometriosis promoviendo campañas de concientización, prevención y cuidados. Actualmente, Endo Hermanas está trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud en una guía de capacitación destinada a todos los centros de salud y profesionales afines.
Desde que Cristel pudo determinar la causa volvió a menstruar. Sin embargo, por la anticoncepción que le indicaron como parte del tratamiento, dejará de hacerlo en los próximos meses. Si bien todavía tiene migrañas, no son como antes y, aunque el miedo a que aparezcan otros focos de endometriosis está latente, continúa el proceso. “La endometriosis me cambió para siempre y estoy buscando la forma de conocer(me) y amigarme con un cuerpo nuevo”, concluye.