“¿Bajo qué condiciones merecerá la pena seguir viviendo?”, escribe el filósofo Paul B. Preciado. Existió hace poco un mundo derrumbándose que hizo cambiar nuestras prioridades, nuestros deseos, universalizándolos. Porque con seguridad, toda persona habitante de esta tierra se preguntó alguna vez lo mismo, sólo que ocurrió hace casi tres años un suceso que logró lo que parecía imposible: que esa pregunta retumbara en todo el planeta a la misma vez, al mismo tiempo.
Preciado, nacido Beatriz en España en 1970 y miembro pionero de la inclusión filosófica en la teoría queer, escribió durante estos años de pandemia Dysphoria mundi. Su título, parte de un juego de palabras, refiere a la “disforia de género” que él recibió como diagnóstico para poder completar su transición. Evaluación que, el autor agrega, “por analogía, para la psiquiatría, indica un trastorno del ánimo que hace que la vida cotidiana se vuelva inllevable”. Es esta etiqueta la que le permitió, como paciente, completar legalmente el proceso que aborda en muchas de sus obras, especialmente en su libro Testo Yonqui.
Y él afirma que esta disforia, esta “no posibilidad de seguir viviendo la vida como la estaba viviendo”, ahora le sucede a muchísima más gente. Para explicarlo redibuja los límites, señalando todo lo que luego de la pandemia quedó out of joint (algo así como “fuera de juego”, todo lo que perdió coyuntura). Así la sociedad, el tiempo, la libertad y hasta el mismo narrador se han descoyuntado. Los cimientos, los códigos, las jerarquías están mutando. La disforia es una plataforma revolucionaria: la transición modifica muchas posiciones además del género.
Pero lejos de cargar con nostalgia o angustia al futuro, Preciado narra este cóctel que él llamó “casi un manual de lucha social” con un optimismo que no le es usual: entiende que este mundo ya no es posible de la manera en la que lo estamos viviendo, pero no se desespera. No lo empapa de fatalismo apocalíptico. Sin embargo esto no lo transforma en una lectura ligera: sus escritos siguen siendo rizomáticos, es capaz de entrelazar teorías, autores y prácticas en un sólo párrafo.
Así, durante más de quinientas páginas, el autor investiga las relaciones entre saber, poder y vida bajo el régimen petrosexorracial. La lucha transfeminista, la crisis climática, la guerra, la industria farmacológica: la suma de estas políticas incluyen muchas de las formas de dominación que atraviesan la vida contemporánea. Y Paul propone, a partir de esto, salirse de las estructuras binarias que hasta ahora dieron forma al mundo e idear nuevas. No será tarea sencilla, porque como el escritor repite para cerrar muchos de sus capítulos: “Wuhan está en todas partes”.
El proceso de explotación no es sólo una cuestión de plusvalía, sino, y sobre todo, de adicción y de naturalización de la percepción. Aquel que es explotado no desea su liberación, sino que, al contrario, aspira a acceder al reconocimiento social a través del consumo y de la identificación normativa. La violencia opera fabricando un deseo normativo que toma posesión del cuerpo y de la conciencia hasta que estas aceptan ‘identificarse’ con el proceso mismo de extracción de su potentia gaudendi y la destrucción de sus propias vidas. Lo primero que el poder extrae, modifica y destruye es nuestra capacidad de desear el cambio. Hasta ahora, todo el edificio capitalista petrosexorracial se apoyaba en una estética hegemónica que limitaba el campo de la percepción, recortaba la sensibilidad y capturaba el deseo. Es esta estética de la adicción la que ha entrado en crisis. Dysphoria Mundi. Ahora la pregunta es: ¿seremos capaces de desear de otro modo?
Paul B. Preciado
Acerca del autor
Paul B. Preciado es filósofo y curador de arte. Fue discípulo de Agnes Heller y Jacques Derrida. Produjo grandes aportes a la teoría queer y a la filosofía del género. Autor de Manifiesto contrasexual; Testo yonki. Sexo, drogas y biopolítica; Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría; Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce y Yo soy el monstruo que os habla. Informe para una academia de psicoanalistas.
Fue director de Programas Públicos del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y del Programa de Estudios Independientes entre 2012 y 2014. Hasta el 2019 fue curador del Pabellón de Taiwán en la Bienal de Venecia. En la actualidad es filósofo asociado del Centre Pompidou, París. En el 2022 realizó una adaptación cinematográfica de Orlando de Virginia Woolf, que presentó en el Festival de Cine de Berlín en febrero de este año.
