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Lali Espósito: la verdadera dueña del pop argentino

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Luego de hacer historia en marzo de este año al convertirse en la primera cantante mujer argentina en agotar un recital en el estadio de Vélez, Lali Espósito lanzó el jueves pasado su nuevo disco, bautizado LALI. Producido por Martín D’Agosto y Mauro De Tomasso, está compuesto por 13 canciones con un sonido que remite al más puro pop de la década del 2000 y nutrido de múltiples referencias. 

El público recibió con euforia esta propuesta y, al cierre de esta nota, ocupa el puesto número 6 del ranking mundial de álbumes más escuchados en la plataforma Spotify y es el más vendido de Argentina en formato físico. Además, “Obsesión”, el nuevo single, alcanzó en cinco días el millón de reproducciones en esa plataforma y su video ya pasó la barrera del millón de reproducciones en YouTube. ¿Qué representan estas cifras en la carrera de la artista? ¿Cómo y por qué Lali se consolidó como la máxima exponente del género?

De soñadora autogestiva a reina del pop latinoamericano

Cuando Mariana “Lali” Espósito decidió comenzar una carrera como cantante independiente luego de su etapa como actriz en producciones de Cris Morena y Pol-Ka, lanzó un disco llamado A bailar que irrumpió en la escena musical argentina porque era tan sencillo como novedoso: nadie más hacía pop en el país. Junto a su madre, Lali se puso al hombro la producción —tanto de su álbum como de una gira nacional— y comenzó cantando en teatros para 700 personas.

Su música y su imagen comenzaron a crecer y en 2016, como parte de su segundo disco Soy, estrenó la canción “Ego”. La cantante define esto como su momento bisagra, en donde comenzó a mostrarse por primera vez más vulnerable e íntima. Su carrera despegó hacia América Latina y luego a España. En el medio, Espósito exploró el reggaetón e hizo colaboraciones con varios artistas del género y del trap latino. “Fui muy consecuente: en cada edad hice el disco que quería hacer en ese momento”, comentó en una entrevista reciente en Urbana Play.

Hace poco más de un año, Lali lanzó dos canciones en las que anticipaba su retorno definitivo al pop puro. Los temas “Disciplina” y “N5” llegaron para convertirse no sólo en hitazos amados por el público y en himnos de orgullo LGBTTIQ+, sino también para revelar a una nueva Lali: una mujer más segura, audaz y despojada de prejuicios. “A la emoción más común le perdí el interés: ya no me da lo mismo cómo siento lo que siento. Quiero sentir más”, explicó. 

Diez años después de esa primera gira autogestiva, llevó a 45 mil personas a Vélez y afirmó que “ese titular de ‘ser la primera mujer’ sirve para que se naturalice ir a escuchar pop femenino a un estadio. Es un logro de y para todas”.



Un nuevo disco y un reseteo cultural

Con LALI, la cantante y compositora se termina de consolidar como la máxima exponente del pop argentino. El disco en su totalidad suena como un híbrido entre el pop anglosajón de los años 2000 que supieron construir artistas como Britney Spears, Christina Aguilera, Jennifer López y Kylie Minogue y el de Thalía en Latinoamérica, pero actualizado y anclado en la cultura y el imaginario popular argentino. 


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Este nuevo álbum está empapado de referencias estéticas y guiños que parecen casi pensados para ser descubiertos por los amantes del género y la cultura pop. El más celebrado es el tema “Quiénes son?”, que comienza con la voz inconfundible de Moria Casán a través de un audio de Whatsapp en el que autoriza a que Lali incluya su famosa frase “¡¿Quiénes son?!”. En esta canción, además, se incluye un rap inspirado en el de “Arrasando”, de Thalía (2000). Moria, una diva icónica que supo trascender generaciones y décadas para instalarse en el imaginario colectivo local es homenajeada también en la canción “Obsesión”, con las frases “Que se calle el decorado” y “Llorás? Me estás jodiendo…”.



 ¿Qué otras referencias clave incluye el disco?

Como lo hizo Taylor Swift en el primer single del disco que marcó su resurrección, Lali abre este álbum bisagra en su carrera con la grabación de un contestador automático de teléfono (“El número solicitado no existe”) y con un sonido inspirado en las canciones “Love Don’t Cost a Thing”, de JLo, y “Bye Bye Bye”, de NSYNC, lo cual contribuye a establecer el tono general del disco. 

El video de “Obsesión” se inspira en la estética de los años 80 que impusieron la película Flashdance y su tema insignia “What a Feeling” y que luego retomaría tanto Jennifer Lopez en los 2000 como Madonna en el 2006. La tapa del disco, además, muestra a una Lali en el centro de la imagen con el fondo vertiginoso desenfocado y una paleta azulada, que remite a la icónica tapa de Let Go, el debut de Avril Lavigne que renovó el pop en el año 2002. 

Por otro lado, Lali también recrea en este tema el “Stop!” de la icónica “You Drive Me Crazy” (Britney Spears) y en “KO” utiliza algunos acordes de la guitarra que suena en “Smells Like Teen Spirit”, de Nirvana. “Disciplina” tiene un sonido que remite a un pop más sensual como el de “I’m A Slave 4 You”(2001) y “Work Bitch” (2013), de Britney, y “Cómprame un Brishito” juega con las bases del ya icónico contemporáneo Motomami, de Rosalía. La lista de referencias internas y externas sigue, pero todas confluyen en esta nueva etapa en la que Lali vuelve a sus bases para hacer lo que mejor le sale.

Una diva soñada 

A la manera de Cher, Madonna, Britney, Moria y todas las artistas que eligió como referentes, Lali ya es reconocida por su apodo o nombre artístico y decide en la canción “Diva” ironizar al respecto. Con una letra exagerada (“Todo me sale bien, qué difícil ser yo”, “Subiéndose a la cima pero sin ascensor porque brillando se nace mi amor”) se compara con otras divas, pero también se marca como una artista consciente de su poder y su ascenso. 



En la misma entrevista radial comentó que el proceso creativo de este disco representa su maduración como persona. “Tiene canciones que funcionan como una bisagra. Ahora disfruto mucho más de extrapolar lo que me pasa a una canción”, explicó. A lo largo de las trece grabaciones, Lali habla sobre explorar su sexualidad (“Disciplina”, “2 son 3”, “N5”, “Ahora”), de las ganas de enamorarse sin diluirse en la otra persona y amar de manera sincera y desinteresada (“Incondicional”), de encontrarse a sí misma, cuidarse y disfrutar (“Sola”) y de desprenderse de las críticas ácidas con altura (“Quiénes son?”, “Motiveishon”).  Si bien las canciones no se destacan por la calidad de sus letras, sí lo hacen por ser todas muy personales sin ser desgarradoras y permiten que, tanto su público histórico, como el más nuevo, se identifique con alguna parte del disco. 

Finalmente, el hecho de que este nuevo álbum no incluya ninguna colaboración con otre artista parece reforzar, por un lado, su carácter personal. Y, por el otro, la consolidación de Lali como aquello que logró a base de mucho trabajo y constancia: ser la artista argentina más importante de la actualidad.


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