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Caso Julieta Riera: una batalla judicial en Entre Ríos

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Jorge Julián Christe (32) fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su entonces novia, Julieta Riera (24), en abril del 2021. Luego de ser excarcelado, tendrá la oportunidad de un nuevo juicio. La provincia de Entre Ríos cuenta con precedente de este accionar judicial y, como consecuencia, hay femicidios que aún siguen impunes.

El 30 de abril de 2020, Julieta murió al caer del balcón del departamento del octavo piso del edificio donde vivía con el imputado, en Paraná, Entre Ríos. Christe fue condenado tras ser encontrado culpable por un jurado popular del delito de “homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y por haber sido cometido mediando violencia de género”.

Sin embargo, al considerar que hubo “defectos insalvables” en el debate, el Supremo Tribunal de Justicia de Entre Ríos anuló el veredicto del juicio por jurados, que había sido ratificado en 2022 por la Cámara de Casación Penal.

“Nunca imaginamos que después del juicio y de haber pasado por Casación el Superior Tribunal daría un vuelco así. Fue un golpe terrible. Quedamos shockeados, pero retomamos fuerzas y acá estamos, en familia, unidos todos juntos preparados para luchar de nuevo”, contó Ana Brugo, madre de Julieta Riera, en diálogo con Feminacida.

Esto sucedió a raíz de que la defensa de Christe había presentado un recurso de impugnación extraordinaria al que la mayoría de los jueces del Superior Tribunal votaron a favor: Claudia Mizawak y Daniel Carubia, y Miguel Giorgio, quien votó en disidencia.

Ahora Christe, hijo de la ex jueza de Paraná, Ana María Stagnaro, goza de excarcelación, prisión domiciliaria con su madre como garante ante su libertad condicional, y a la espera del nuevo juicio. Al respecto, Corina Beisel, abogada de la familia de la víctima, indicó a este medio que “los jueces perdieron el rumbo y fallaron sin perspectiva de género”, y que, junto al Ministerio Público Fiscal, presentará una apelación extraordinaria para frenar la segunda oportunidad que se le concedió a Christe.

“Si el Superior Tribunal lo concede, se eleva la Corte Suprema de Justicia de la Nación; y si lo rechaza, vamos a tener que presentar un escrito que se llama recurso de queja”, explicó la abogada, mientras que Brugo completó: “Ahora dependemos del recurso que se envió a la Corte, y ahí vamos a tener que pelearla también pero ya con otros jueces distintos, porque los de acá perdieron el rumbo, no sé qué les pasó”. Es que tanto la Fiscalía como la familia de la joven consideraron que se trató de un femicidio, mientras que la defensa del acusado sostuvo que la muerte fue accidental.

Ambas entrevistadas dejaron en claro que “bajar los brazos no es una opción”. En esta línea, la querella analiza también pedir un juicio político para los dos integrantes de la Sala Penal del STJ que votaron a favor de liberar a Christe, y todo lo que sea necesario para que “esta familia consiga un poco de tranquilidad, al igual que Juli”. 

“Ella, donde esté, necesita estar tranquila, pero esto continúa y siguen metiendo el dedo en la llaga constantemente”, cerró Ana. 

El planteo principal de la familia de Julieta es que se tengan en cuenta los pedidos del Ministerio Público Fiscal y de la querella para que habilite el planteo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que se revise el accionar de sala penal entrerriana y evitar que la historia se repita. La historia de Julieta y su familia es un deja vú, ya que la provincia ya tiene antecedentes de femicidios que han quedado impunes tras la realización de segundos juicios después de la condena de los acusados. 

Tal es el caso de Gisela López, una adolescente de 19 años que fue violada y asesinada cuando volvía a su casa tras la escuela nocturna, en el barrio 120 Viviendas de Paraná. El hecho ocurrió en abril del 2016. Los sospechosos estuvieron presos durante 10 meses y finalmente fueron absueltos. Y fue en el 2019 que la misma Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, que está por dejar libre a Christe, confirmó la absolución de los imputados por “falta de pruebas”.

La causa llegó a la Corte Suprema en agosto de ese año y entró en un letargo. Recién el mes pasado hubo otro movimiento en la causa: Eduardo Casal, procurador general de la Nación, se pronunció a favor de la realización de un nuevo juicio.

Los antecedentes no terminan en Gisela, lo mismo le sucedió a otras dos víctimas de femicidio en el departamento entrerriano de La Paz: Patricia Gómez, en 2001; y Malvina Torales, en 2003, cuyos casos también siguen impunes.



Por qué liberaron a Christe

La abogada de Julián Christe, Mariana Barbitta, argumentó la creación del nuevo juicio a partir de señalar como “infundado, contradictorio, arbitrario y con animosidad” los alegatos contra su defendido. 

La letrada marcó inconsistencias en la presentación de pruebas, por ejemplo, el de “haber exhibido, recién en el juicio y a través de proyección mediante un Power Point, registro fotográfico del cuello de la víctima, que no fue proporcionado a las partes con anterioridad al debate, ni ofrecido en la audiencia de admisión de pruebas”.

Consultada sobre este punto, la abogada Beisel respondió: “De nuestra parte, entendemos que el incumplimiento de esta formalidad no es motivo suficiente para anular todo un juicio. Y también que este fallo del Superior Tribunal no es ilegal, porque los jueces tienen esa facultad de decidir, pero sí es arbitraria, porque la evidencia contra el acusado es abrumadora”.

Detalles que hacen la diferencia

Si bien Christe y su defensa intentaron sostener la versión de que Julieta se suicidó o tuvo un accidente, la joven tenía lesiones previas a su caída. La investigación marca que su muerte fue causada principalmente por los golpes y, de hecho, que estaba inconsciente al momento de la caída producto de una asfixia mecánica. Julieta vivía en un contexto de violencia de género y eso quedó probado en el juicio. 

En una resolución de 63 páginas, a la que Feminacida accedió, se indicó que la defensa técnica señaló que no hay suficientes evidencias de que las lesiones que tenía Julieta hubieran sido provocadas por Julián, y “mucho menos el estado de inconsciencia o que la hubiera arrojado por el balcón”. Para respaldar esta versión, centró la crítica en la actuación del médico forense, Héctor Brunner, y cómo la Cámara de Casación valoró su testimonio, ya que la autopsia por él realizada “tuvo innumerables déficits que impactaron en las conclusiones y en la percepción del jurado popular”.

Cuestionó, además, que no se comprobó el estrangulamiento que provocó la inconsciencia en Julieta, pues no se encontró roto el hueso hioide que generalmente se rompe ante estrangulamiento. Por esto, marcó como “preocupante” el razonamiento empleado por el Tribunal de Casación para minimizar la falta de acreditación de la alevosía.

Por otro lado, señaló que el testigo Eduardo Molina “Corcho”, portero del edificio, descartó una pelea previa. 

Finalmente, la abogada Barbitta hizo hincapié en la contaminación del veredicto del Jurado Popular por la filtración de noticias previas al juicio donde ya se titulaba a Julián como femicida, atribuyendo “presión mediática”.

La versión que adujeron, en resumen, es que “ambos jóvenes consumieron alcohol y estupefacientes” mientras escuchaban música y bailaban. En ese contexto, Julián habría ido al baño y “cuando salió advirtió que en el balcón estaba Julieta y observó cómo ella caía de espalda”. 

Con esto, señalan que no se pudo probar la conexión entre una posible discusión de pareja y un femicidio, puesto que la relación violenta no alcanzaría para probar este delito.

A su turno, el representante del Ministerio Público Fiscal, Dr. Ignacio Aramberry, contestó la exposición de la defensa técnica, alegando que no existe arbitrariedad en el fallo de Casación, “el cual constituye una derivación razonada del derecho vigente”. Entendió que, “respecto al agravio sobre la garantía de imparcialidad del jurado popular, se encuentra debidamente resuelta por la Casación, por lo que el temor de parcialidad carece de todo sustento”.

Rebatió, por otro lado, las críticas formuladas contra el informe autópsico, denunciando que la defensa realizó una interpretación “fragmentada” para justificar el recurso de impugnación. 

Agregó que la autopsia señaló con claridad que Julieta tenía lesiones que no se explicaban con la caída, y que el Dr. Brunner se ha encargado de despejar todas las dudas respecto a las inconsistencias en su autopsia en su declaración testimonial que duró en el juicio más de tres horas.

Aún más, resaltó que la defensa fue notificada de la realización de la pericia para que pueda controlar el debido tratamiento, designase perito habilitado y propongan los puntos. También el imputado declaró tres veces por eso tampoco se ha vulnerado el derecho a ser oído. 

“En cuanto al contexto de género, está comprobado el contexto previo de violencia confirmado por la hermana y la madre de Julieta que la vieron golpeada. Sin embargo, no es necesario tener una situación de violencia de género predeterminada para satisfacer este agravante; se puede tener solamente en una situación concreta como el caso ‘Mangeri’, argumentó.

Además, “hay una prueba objetiva”: Julieta le había enviado a la madre de Christe un mensaje pidiéndole auxilio cuando él estaba dormido. 

Por su parte, el magistrado Giorgio consideró en su voto que el fallo de Casación “exhibe suficiente y razonable fundamentación, ya que la prueba rendida en el debate ha permitido al jurado validar la hipótesis de la acusación, arribando a un veredicto de culpabilidad más allá de toda duda razonable, sin vicio alguno que permita desestabilizarlo”.

Sobre la votación de Giorgio, tanto la madre de Julieta como la abogada, Corina, han tenido halagos. “La opinión del Dr. Giorgio para confirmar el veredicto de culpabilidad es impecable, y no  porque nos dé la razón a nosotros, sino por los fundamentos jurídicos que dio”, explicó la letrada que representa a una madre que busca justicia por su hija, por su familia, y que busca impedir que sea la impunidad el mensaje que la Justicia deja ante tantos casos de femicidios. “Asumir otro juicio es como volver el tiempo atrás. Sentimos que el dolor constantemente aflora porque siguen poniendo el dedo en la llaga. Pero no nos queda otra que afrontar esto. Yo confío en que no va a haber otro juicio, pero mientras tanto seguimos luchando. Como se pueda, siempre luchar”, cerró Ana. 


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