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Empleo y género: se sostiene la brecha y la desigualdad

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Según el informe Remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad del INDEC, publicado la semana pasada y correspondiente al año 2022, el 56,6 por ciento de los puestos de trabajo están ocupados por varones, mientras que solo 43,4 por ciento corresponden a mujeres. Si bien hubo una mejoría en términos nominales respecto a los números post pandemia, se sigue percibiendo que la remuneración al trabajo asalariado es mayor en varones, tanto en los trabajadores registrados como no registrados.

Según la Encuesta Permanente de Hogares, al cierre del 2021 las mujeres mejoraron en su participación dentro de la masa laboral al pasar de un 43,1 por ciento del total al 43,4 por ciento, con la misma corrección porcentual para el caso de los varones. Sin embargo, la brecha sigue abierta en desventaja para las mujeres. En promedio, los varones trabajaron 20,7 por ciento más por horas que las mujeres.

De los datos obtenidos, se desprende también que la mayor participación laboral se da en todas las categorías ocupacionales, tanto para el trabajo registrado como para el no registrado: el 48,1 por ciento de los varones son asalariados registrados; el 29,3 porciento, no asalariados; y el 22,6 porciento, asalariados no registrados. En el caso de las mujeres, el 52,3 por ciento son asalariadas registradas; el 26,8 por ciento, asalariadas no registradas; y 21 por ciento, no asalariadas. 

Otra de las diferencias que se advierten en el informe tiene que ver con la remuneración obtenida. Ésta es mayor en varones, tanto en los trabajadores asalariados registrados como no registrados. Los varones entre los 30 y 49 años en relación de dependencia recibieron un salario promedio de 245.000 pesos, mientras que los ingresos para las mujeres en el mismo rango etario fue de 177.000 pesos.

La brecha entre varones y mujeres también se repitió entre los trabajadores no asalariados: un promedio de 59.800 pesos contra 31.500 pesos que, además, se aleja considerablemente de la canasta familiar básica. 

Feminización de las tareas

En el informe se puede observar también qué tareas están más masculinizadas y cuáles se reservan mayoritariamente para las mujeres. Eso tiene implicancia también en la diferencia de las remuneraciones entre varones y mujeres. Los puestos de jerarquía continúan teniendo predominancia masculina, por lo tanto, la remuneración es mayor para ellos ya que se condice con el puesto que ocupan. 

La enseñanza pública y privada, los servicios sociales y de salud, tanto públicos como privados y hogares privados que contratan servicio doméstico son sectores tienen mayor participación de mujeres. 


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Los sectores de la actividad económica con fuerte proporción de mano de obra masculina son agricultura, ganadería, caza y silvicultura y pesca; explotación de minas y canteras; industria manufacturera; electricidad, gas y agua; construcción, comercio al por mayor y al por menor y reparación de vehículos automotores; servicios de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; y otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales.

En algunos sectores, la participación según sexo de la población es más equilibrada: servicios de hotelería y restaurantes; intermediación financiera y otros servicios financieros; y administración pública, defensa y seguridad social obligatoria.


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