Dos mujeres que se convirtieron en ejemplo para las generaciones más jóvenes fueron apagadas en la última dictadura. Los militares intentaron borrar sus historias y callar sus ideales. El mensaje trascendió el silencio y se hizo eco en la lucha feminista.
Suena paradójico poner ambos adjetivos en una misma oración, pero la última dictadura cívico militar de Argentina lo hizo posible. Luego de tomar por la fuerza el poder el 24 de marzo de 1976, una de las primeras acciones que realizó al llegar a la Casa Rosada fue prohibir artistas, canciones, discos y obras completas con el fin de disciplinar a las voces públicas y a la sociedad. Entre las censuras se encontraban dos íconos del feminismo actual: Juana Azurduy y Maria Elena Walsh. Ambas con corazón rebelde y valiente fueron negadas en las radios del país, a los oídos de la población. La lista de nombres fue conocida en 2009 gracias a que el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) reveló un documento titulado "Cantables cuyas letras se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión".
La censura no discriminaba entre sexo, género musical, temáticas o ritmos. La canción que escribió Félix Luna y musicalizó Ariel Ramirez dedicada a la guerrillera boliviana nacida el 7 de julio de 1780 estaba dentro de los títulos apuntados, por el gobierno de facto, como imprudentes. Su letra proclamaba a la generala como la “Flor del Alto Perú”; luchadora que se convirtió en emblema del género por su valentía en las guerras por la independencia hispanoamericana del virreinato español.
En esta batalla muchas mujeres fueron incluidas al ejército, pero el nombre de Azurduy quedó grabado en la historia latinoamericana. En 1810 se incorporó al ejército libertador de Manuel Belgrano quien se impresionó por su coraje. Con el correr del tiempo Belgrano le entregó su propia espada para el combate. Uno de los desafíos importantes que tuvo Juana fue comandar el escuadrón de “Los Leales” y liberar el Alto Perú.
En la cultura
La persecución a los artistas y trabajadores de la cultura en la última dictadura fue una de las formas de disciplinamiento a la sociedad. Muchos artistas se exiliaron. La cantautora María Elena Walsh estuvo entre los nombres prohibidos por revolucionar la infancia con una poesía transgresora.
La cantante regresó al país en los 70 cuando Argentina no sólo se encontraba bajo un régimen violento y dictatorial, sino que estaba gobernado por militares que reprodujeron incansablemente un mensaje con un alto componente machista. La sensualidad, el erotismo y el sexo fueron clausurados bajo lecciones moralistas. La celebración del amor fue un pecado y la única manera de relacionarse entre parejas era bajo el lema de la familia. María Elena Walsh expuso la situación que atravesaba la población en sus letras.
“Tantas veces me borraron
Tantas desaparecí
a mi propio entierro fui sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez y volví cantando
Cantando al sol como la cigarra…”
“La Cigarra” fue una de las letras que hizo alusión a este tema. Ambas canciones, “Juana Azurduy” y “La Cigarra”, fueron interpretadas por Mercedes Sosa en varias oportunidades. La historia unió a ellas tres, que representaron la fuerza del género y del empoderamiento. Luchadoras hasta el cansancio por las libertades del pueblo y los derechos de las mujeres.