Por: Giuliana Pellizzari
La poesía es una manifestación de belleza o de sentimientos a través de la palabra, un lenguaje de intimidad. Da nombre a cosas que existen pero que aún no sabemos que están ahí y es también, como decía el poeta español Gabriel Celaya allá por 1955, “un arma cargada de futuro”.
La poesía no había sido tan popular en décadas y hoy -más de sesenta años después- la frase de Celaya cobra otra impronta con la llegada de una nueva generación de poetas que encabeza la joven segoviana Elvira Sastre. Tal como la definió el escritor español Benjamín Prado: “La capitana de la poesía libre”.
Su primer poemario
Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo publicado por la editorial Valparaíso en 2013 es una invitación a desahogarse, librarse y despojarse de aquellas ataduras que conlleva el amor, el desamor, la pérdida y la soledad. Así como también a desnudarse, reconocerse y, sobre todo, resistir.
El libro abre con un prólogo de Benjamín Prado: “Sus poemas son viento para los ojos, se llevan parte de tu mirada para cambiarla por la suya. Sus poemas son como las cartas de los magos: hace un segundo estaban encima de la mesa y de pronto aparecen en el bolsillo de tu camisa, justo sobre tu corazón”. Y agrega: “No es difícil imaginársela con una rosa en la mano y un cuchillo entre los dientes, ni tampoco al contrario”.
Elvira Sastre a lo largo de su obra despliega con un trazo determinante su personalidad fuerte, juvenil y rebelde dando como resultado una poesía personal, visceral, intimista y social que te atraviesa y te remueve desde la primera página.
Escribe:
Conviertes las mil maneras
que existen de huir
en mil maneras de quedarse,
contigo.
Y dormir a tu lado
se convierte,
entonces,
en poesía.
Acerca de la autora
Elvira Sastre Sanz nació en Segovia, España, en 1992. Su primer poema lo escribió a los doce años bajo la influencia de Gustavo Adolfo Bécquer y ganó su primer premio de poesía “Emiliano Barral”, con un relato corto titulado Saudade. Cursó el grado universitario de Estudios Ingleses en la Universidad Complutense de Madrid y también un máster de Traducción Literaria.
Hoy, con veintisiete años ya lleva publicado cinco poemarios: Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo (2013) -reeditado en 2018-, Baluarte (2014) y Ya nadie baila (2015) de editorial Valparaíso. La soledad de un cuerpo acostumbrado a una herida (2016) de editorial Visor de Poesía, y Aquella orilla nuestra (2018) de Alfaguara.
Además, escribe una columna semanal llamada “Madrid me mata” en el diario El País y se prepara para lanzar este año su primera novela.
Sus poetas preferidos son todos contemporáneos: Benjamín Prado, Joan Margarit, Idea Vilariño y Raquel Bullón Acebes: “En sus poemas usan palabras como “metro”, “tiquet”. Hablan un idioma muy similar al mío, me llegan”, dice.